BILBAO LA NUEVA
Por Eva López Alvarez
El País Vasco español es hoy día una región muy diferente a la que era en el siglo pasado, sobre todo en Bilbao y sus alrededores. La industria pesada que tenía forma de astilleros, altos hornos, minas de extracción de hierro… habían generado un entorno metálico, gris y muy contaminado.
Cuando en los pasados años 90 una gran crisis social asolaba la ciudad como consecuencia del desmantelamiento de gran parte de esa industria, los poderes locales hicieron una arriesgada apuesta por la regeneración. El objetivo era hacer de este destino industrial y minero una urbe de servicios con gran parte del desarrollo ligado a la cultura. El pujante tejido empresarial local apoyó en gran medida esta iniciativa, que se concretó con la construcción del Museo Guggenheim junto a la ría que antaño canalizaba la actividad económica y era de un color muy diferente al de hoy.
Actualmente esa ría, o estuario del río Nervión, ya no es marrón ni recibe los desechos procedentes de los kilómetros de fábricas y chimeneas que se instalaron en sus riberas. Hoy es la arteria que alimenta un corazón moderno y vanguardista que no renuncia a sus arraigadas tradiciones.
Y es que en Bilbao se cuida una cocina que no renuncia a los platos que desde hace siglos dan fama al lugar como destino gastronómico de primer nivel, pero también presume de aglutinar hasta seis premios Pritzker de arquitectura en torno a su buque insignia..
Con 350.000 habitantes, los habitantes se jactan de que todo está «a diez minutos», ya sea caminando o con el metro diseñado por Norman Foster y que fue inaugurado en 1995. Fue el primero de los pasos hacia la nueva Bilbao. Los conocidos como «Fosteritos» o entradas al metro de cristal curvado, ya forman parte del abanico de emblemas que identifican al destino.
Diez minutos en metro separan precisamente el BEC (Bilbao Exhibition Centre), del centro de la ciudad, donde se concentran los hoteles. El recinto ferial de la ciudad fue construido sobre los antiguos altos hornos e inaugurado hace 16 años.
Se caracteriza por un diseño simple que facilita el tránsito de grandes flujos y se resume en un centro de convenciones a la entrada y un amplísimo atrio bañado de luz natural. Este atrio comunica con los seis pabellones (cuatro de 15.000 m2, uno de 21.000 m2 y el mayor -Bizkaia Arena- de 26.000 m2). Representan la mayor capacidad para cenas de gala en toda la región vasca, habiendo albergado ya banquetes para 2.000 comensales.
La mayor sala en el centro de convenciones es Luxua, para 1.300 personas, seguida del auditorio de suelo plano que puede recibir en hasta 900 delegados en teatro. El recinto cuenta con una terraza de 300 m2 a 54 metros de altura. Antes de que finalice el año contará con gimnasio y piscina.
Bilbao antiguo
El actual casco antiguo, conocido por los locales como «las siete calles», mantiene la estructura de la ciudad medieval que nació en torno a las siete calles ideadas por Don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, en el siglo XV. Buscaba un lugar donde dar salida comercial a la pesca y el hierro extraído en los alrededores.
Como reminiscencia de aquella época, el Mercado de La Ribera, durante mucho tiempo el más grande de Europa, sigue ofreciendo cada día productos locales y de temporada. En él se organizan programas de teambuilding que pueden incluir saludos o negociaciones en euskera y culminar con una clase de cocina en el piso superior.
La ciudad se fue poco a poco extendiendo por el otro lado del río. La poderosa burguesía del siglo XIX respaldó la construcción de edificios como el Teatro Arriaga y el actual hotel Carlton. Fue inaugurado en 1926 como sede del Gobierno Vasco y terminó siendo el primer hotel de la ciudad, con cinco estrellas, 142 habitaciones y doce salones para eventos.
Bajo una bonita bóveda elíptica se organizan cócteles de hasta 280 invitados. El Salón Imperial, joya de las instalaciones, se utiliza para banquetes de 250 comensales. Un elegante salón dotado de mesa imperial para 18 asistentes cuenta con la terraza anexa que, desde la fachada. ofrece vistas de la plaza Moyúa.
El Silken Indaituxu, de cuatro estrellas y 184 habitaciones, ocupa lo que era una antigua maternidad. Integrando la finca adyacente se creó un hotel que cuenta con nueve salones y capacidad máxima para 350 delegados en teatro en el mayor. Entre ellos destaca el Salón Jardines, para 30 asistentes a una sesión profesional, con bonito vestíbulo y acceso al patio ajardinado que recrea una suerte de oasis en el centro urbano.
El Teatro Campos Elíseos es uno de los pocos ejemplos de arquitectura modernista que se pueden encontrar en Bilbao. Abrió sus puertas en 1902 y tiene un auditorio de 750 butacas retráctiles que permiten elevar la zona del graderío hasta el nivel del escenario. La conocida como «Bombonera de Bertendona» mantiene sus elegantes colores originales. Un restaurante en el piso superior puede recibir hasta 135 comensales. Además, una sala polivalente con foyer acristalado se ofrece para sesiones de 250 personas.
Muy cerca, Yimbi Street ofrece un concepto de espacio completamente diferente, de inspiración industrial. Con cinco salas, una de ellas con cocina para showcookings, destaca sobre todo por su singular patio que puede recibir 170 invitados a un cóctel.
El renacimiento
Con la inauguración del metro en 1995 la ciudad comenzó a avanzar hacia un futuro muy distinto al de aquel presente. Los poderos locales y regionales se unieron para respaldar la creación de un museo para la Fundación Guggenheim, que buscaba presentar parte de sus colecciones de arte contemporáneo en Europa. Cuentan que cuando Frank Gehry, el arquitecto responsable del proyecto, divisó la ciudad desde el mirador del monte Artxanda, decidió que sería junto a la ría, exactamente en el lugar donde hoy se erige el gigante de titanio, donde llevaría a cabo su obra.
El Museo Guggenheim Bilbao abrió sus puertas en 1997. Algunos espacios se ofrecen para eventos a partir de la hora de cierre, así como los lunes al estar cerrado para las visitas.
Un recorrido guiado suele preceder al cóctel en el vestíbulo. Hasta 400 personas puede admirar en este lugar el diseño de un edificio único. Tiene salida a la terraza al borde de la ría en la que se ubican las emblemáticas obras Mamá de Louise Bourgeois y Tulipanes de Jeff Koons. También es obra de este último artista el original perro Puppy que ejerce de anfitrión y cuyos colores cambian según la estación del año.
El auditorio de 300 plazas puede ser reservado a cualquier hora del día. Un espacio dedicado a talleres también se ofrece para cócteles de hasta 50 personas.
Se exige que las empresas organizadoras de eventos sean miembro corporativo del museo, ya que los ingresos derivados de los mismos son considerados como donaciones a la fundación que lo gestiona. Este requisito no se impone a las asociaciones.
Referentes arquitectónicos
La apertura del Museo Guggenheim Bilbao supuso el pistoletazo de salida para la regeneración de la ría y sus riberas. Hoy el agua circula clara entre espacios verdes que concentran emblemas de la arquitectura contemporánea.
El Palacio de Congresos y de la Música Euskalduna Jauregia, más conocido como Palacio Euskalduna, abrió sus puertas en 1999 sobre lo que habían sido los astilleros del mismo nombre.
Cuenta con 4.000 m2 de hall de exposición con terrazas exteriores. En total son 26 las salas panelables que se ofrecen para sesiones profesionales, siendo la más grande la escalonada de 600 asientos. El auditorio tiene 2.164 butacas. Una sala VIP con capacidad para 22 personas cuenta con acceso directo al auditorio.
El recinto cuenta con un gimnasio y una terraza en el piso superior para cócteles con vistas de hasta 400 invitados. El edificio no solo es un ejemplo de diseño sino de sostenibilidad certificada.
El vecino Meliá Bilbao fue inaugurado en 2003, en un edificio inspirado en las esculturas de Eduardo Chillida que provoca interesantes juegos de luces y sombras en el imponente vestíbulo. Cuenta con 211 habitaciones, todas exteriores y con bañera y ducha, además de ofrecer la estándar más grande del destino, con 25 m2. La piscina climatizada semiexterior es de uso exclusivo para los huéspedes.
La sala plenaria es diáfana y tiene 330 m2. Sus dos restaurantes incluyen el Aizian, famoso por su cocina sofisticada y con 110 cubiertos. Tiene un espacio privado para 20 comensales.
El Paraninfo de la Universidad del País Vasco es un edificio diseñado por el arquitecto portugués Álvaro Siza y también se ofrece para seminarios y congresos, además de ser la sede de la Cátedra de Cultura Científica.
Pujanza empresarial
Aunque antes de la apertura del Guggenheim Bilbao no era un destino turístico, sí lleva muchas décadas siendo un destino MICE por la pujanza del tejido empresarial y las universidades basadas en la ciudad.
Ejemplo de que esto sigue siendo una realidad es la Torre Iberdrola, hoy el edificio más alto del País Vasco gracias a sus 41 pisos y sede de algunas de las compañías más punteras. En la planta 3 se ofrecen salas para reuniones de entre 45 y 120 participantes, siendo el piso 24 el que se utiliza para eventos con efecto wow! Es generado por las magníficas vistas en 360 grados. El espacio puede recibir hasta 300 personas panelando los 1.000 m2 de manera que se puedan generar distintos ambientes.
En esta zona de Bilbao todo parece enfocado al desarrollo empresarial, a la evolución del conocimiento y al diseño. El Miró Hotel, de cuatro estrellas y 50 habitaciones, comparte propiedad con el vecino 5 Domine, de 145 habitaciones y justo enfrente de Puppy.
Una interesante colección de fotos decora el hotel Miró. Es un agradable hotel boutique que cuenta con dos pequeñas salas de reuniones llenas de luz. Unidas pueden acoger 35 personas en teatro. Completan las instalaciones una wellness suite y un reducido gimnasio.
Muchos de los grandes empresarios bilbainos tienen cita los días de partido en el nuevo estadio San Mamés, que sustituye a la anterior «catedral» del fútbol local. El anillo central es una zona VIP de 3.000 m2 que en días de partido oferta 3.000 plazas.
Se compone de diferentes ambientes que rinden homenaje a las influencias británicas que tiene Bilbao. De hecho, fueron los ingleses que trabajan en la industria pesada quienes introdujeron el fútbol en la ciudad cuando, en los descansos laborales jugaban en la ribera de la ría.
Todos los espacios tienen vistas al césped. Los boxes VIP acogen pequeños grupos de entre ocho y doce personas, mientras que una original sala con butacas suspendidas tiene capacidad para 400 delegados en teatro.
Se ofrecen cursos de liderazgo para profesionales. Las actividades de incentivo y teambuilding también tienen cabida. Tras un taller de cocina se puede hacer un tour guiado del estadio.
Otro venue singular de sumo interés es el Azkuna Centroa – Centro de sociedad y cultura contemporánea. Bajo las órdenes de Philippe Starck se reconvirtió una antigua alhóndiga o almacén de vinos en el que se guardaba el vino de la vecina región de La Rioja para controlar su calidad, imponer impuestos y realizar la distribución.
Hoy es un recinto de 43.000 m2 en cuyo atrio se han celebrado cenas de gala con 1.200 comensales. Es posible implicar a artistas locales en los eventos. Como espacios se ofrecen doce salas panelables, siete salas de cine, un auditorio de 400 plazas y una terraza de 3.000 m2.
Nuevos proyectos
En 2020 la planta hotelera de Bilbao aumentará un 10%. Algunos proyectos ya han culminado, como el nuevo hotel Catalonia Gran Vía Bilbao que acaba de ser inaugurado en pleno centro. Tiene 106 habitaciones, piscina exterior en la azotea, zona fitness, spa, patio ajardinado, restaurante y varios espacios para eventos.
El grupo Radisson tiene previsto inaugurar en la misma calle un hotel de 137 habitaciones operado bajo su marca Radisson Collection.
La ría hizo de Bilbao un destino próspero gracias a ser navegable a lo largo de los 15 kilómetros que la separan del mar. No solo atrajo la atención de Frank Gehry cuando quiso colocar el Guggenheim en su ribera.
También atrae hoy en día a numerosos inversores que quieren convertir la isla Zorrotzaurre en un pequeño Manhattan bilbaíno. El plan maestro del proyecto de la que será la nueva gran operación de regeneración urbana puesta en marcha en Bilbao fue diseñado por Zaha Hadid.
Un destino gastronómico
En San Sebastián se conocen como sociedades gastronómicas, en Bilbao como chokos. Son agrupaciones masculinas, algunas abiertas hoy a las mujeres, en las que los miembros cocinan y debaten, entre otras cosas, de fútbol.
Estos clubes sociales cuentan con un local que en algunos casos puede albergar eventos, aunque siempre de la mano de un socio. Cuando son aceptadas, las féminas no pueden acceder a la cocina y son servidas por los hombres, que también son quienes ponen la mesa. La Sociedad Bilbaína es una de las más antiguas y en ella se organizan eventos de tinte muy clásico.
Es uno de los caminos más auténticas para llegar a la afamada gastronomía vasca, mundialmente reconocida. Restaurantes como El Viejo Zortzi también son lugares idóneos para descubrirlo. Hasta 50 comensales pueden degustar productos frescos de gran calidad y de temporada, aderezados con los vinos de la amplia bodega en la que están representadas 17 nacionalidades. Es posible organizar catas.
Los caseríos vascos, suerte de haciendas rurales y ejemplos de arquitectura tradicional, también se prestan para la degustación de los platos más ancestrales. El de Aspaldiko es un joya creada hace más de 400 años en la que se organizan banquetes de hasta 300 invitados.
La ría del Nervión
Navegar por los 15 kilómetros del estuario del río Nervión que separan Bilbao del mar Cantábrico conociendo la historia de la reconversión de la ciudad es una de las propuestas más demandadas para los grupos en incentivo.
El Puente Bizkaia, más conocido como Puente Colgante, es parada ineludible. Es un bello ejemplo de arquitectura industrial y el más antiguo de los ocho que existen en el mundo.
En realidad no es un puente colgante, sino un transbordador inagurado en 1893, que une las dos márgenes de la ría a través de la llamada «barquilla». Gustave Eiffel firmó en su época el aval del buen diseño que permitía la puesta en marcha de este artefacto suspendido que traslada a pasajeros y vehñiculos sobre los 160 metros de agua que separan Portugalete y Getxo.
Se puede subir en ascensor a lo alto del puente. Ya se han organizado cócteles para grupos de 50 personas y saltos desde sus 54 metros de altura. Fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2006.
A sus pies se encuentra el Puente Colgante, un hotel boutique que ocupa la casa de un indiano erigida en 1893. Donado como hotel en 2003, fue reformado en 2020. Ofrece 74 habitaciones en tres plantas dentro de un establecimiento de marcada personalidad.
Cuatro salones permiten albergar sesiones con 200 delegados. La terraza se utiliza para cócteles de 150 personas. Desde el hotel se organizan numerosas actividades para grupos de incentivos, como talleres de coctelería, cenas con cata, showcookings en la pequeña sala de producción de cervezas o carreras de motos en la ría. Los grupos pueden ser trasladados desde el aeropuerto en trayectos por el agua de 45 minutos.
Al otro lado del puente se extiende el municipio de Getxo y su frecuentada en el verano local Playa de las Arenas. Recorriendo su paseo en segway se divisan las espléndidas mansiones y palacetes construidos por los grandes oligarcas vascos a finales del siglo XIX.
A este paseo se asoma el exclusivo Real Club Marítimo del Abra, al que los grupos pueden llegar en barco. En este club social inaugurado en 1902 se ofrecen varios espacios para reuniones y eventos, todos con vistas al mar. El mayor de los salones cuenta con 600 m2.
En la terraza del piso superior se organizan cócteles de hasta 500 invitados en circunstancias normales. También cuenta con una discoteca para fiestas de 200 personas. Junto a la piscina, el club cuenta con el espacio El Saltillo,, disponible de octubre a mayo para cócteles en interior con 180 asistentes. Un choko flotante se ofrece para eventos de entre 20 y 25 personas.
Regatas, salidas para la navegación… las actividades náuticas, preferentemente en grupos de hasta 100 personas, son la especialidad del lugar.
El hotel El Embarcadero, de cuatro estrellas, ocupa una casa centenaria en un caserón vasco-francés. Abrió como hotel en 2013 y tiene 27 habitaciones y bar-restaurante, en el que se ofrece cocina vasca basada en las mejores materias primas.
Dos salones acogen reuniones de hasta 35 personas. Es posible reunir los salones y la terraza para conseguir una capacidad de 150 invitados en cóctel en el interior, de 225 con el espacio exterior. El jardín ya ha sido utilizado para actividades de teambuilding.
Plentzia
A 25 km de Bilbao, Plentzia es un apacible pueblo que esconde un curioso producto para incentivos: Crusoe Treasure es una aventura empresarial que empezó probando a conservar los vinos en el fondo del mar. Tras esa primera experiencia y ante los sorprendentes resultados obtenidos, se decidió sumergir en 500 m2 de concesión marina hasta diez tipos de vino. Todos pasan por barrica y una vez listos para ser sumergidos se lacran para evitar el contacto con la vida marina a través del corcho.
En la conocida como bodega submarina de Plentzia se han instalado a 18 metros de profundidad 22 estructuras de hormigón y acero en las que se introducen botellas y barricas. Sirven de protección al vino y, además, de arrecife artificial. Hoy alojan 1.500 especies de plantas marinas y peces.
Los vinos, expuestos a las inclemencias del mar y con una temperatura que siempre oscila entre los 12 y los 18 grados, se puede degustar a bordo de un barco pesquero tras una salida que permita ver el flysch. Es un fenómeno geológico que fácilmente se puede observar en estas costas, basado en la formación de capas rocosas de origen sedimentario que hoy testimonian la historia biológica y geológica de la Tierra.
Es posible que la salida al mar incluya la extracción de una de las cajas de vino para una degustación del mismo recién salido de las profundidades.
La empresa dispone las instalaciones de un vecino auditorio para sesiones de trabajo de hasta 70 participantes, así como de un bar en el puerto donde organizar catas. En un viñedo cercano se organizan eventos al aire libre para 60 invitados.
Tradición y modernidad
Un destino como Bilbao no puede sino ilustrar la imagen de que siempre es posible reconvertirse. Cuando en 1983 las inundaciones de la ría destruyeron gran parte del tejido industria se pensó que nada peor podría pasar. La crisis económica y social que vino después fue sin embargo mucho peor.
Recuerdo de esa ciudad gris y abatida es la pujante y efervescente Bilbao de hoy en día. Una urbe que no desprecia su pasado, sino que se ha servido de el para tener claro por qué quiere apostar: por las tecnologías punteras, la sostenibilidad las industrias limpias y el desarrollo comprometido con la sociedad.
Y porque gane el Athletic Club de Bilbao; el pelotari que mejor juegue en el frontón; el cocinero que mejor sepa aprovechar los excelentes productos del norte de España y todo aquél que tenga algo positivo que aportar a una ciudad que presume de sí misma y de la hospitalidad que brinda al viajero. Una acogida aderezada de buen humor, sin renunciar al rigor y la seriedad.
Teambuilding en Bilbao
Pelota vasca
De la mano de Bilbao Paso a Paso, los grupos son introducidos en una de las costumbres más arraigadas de la región vasca: el frontón. Pueden practicar con pala de madera o cesta punta, tras una demostración realizada por profesionales.
Compras en euskera
En el País Vasco el euskera, o vasco, es lengua oficial y utilizada por buena parte de la población local. Muy difícil de aprender por no parecerse a ningún idioma conocido, es todo un reto saludar y negociar durante unas compras en el mercado.
Artistas por un día
En la sala taller para 50 personas del Museo Guggenheim Bilbao se ofrecen sesiones de think tank sobre arquitectura en la que cada participante aporte su visión sobre cómo deben ser las infraestructuras del futuro y hacer un boceto que ilustre la idea.
Cata de vinos
El txacolí es un vino blanco típico del País Vasco que hasta hace pocos años era considerado de escasa calidad. En los últimos años ha dejado de ser una bebida ácida y demasiado ligera para convertirse en una referencia de la producción local en vino blanco.
Escaparate de arquitectura
Para grupos de incentivo es posible impartir una masterclass de arquitectura «a tamaño real». Recorrer las calles de Bilbao significa viajar desde la época medieval y los ejemplos de viviendas de aquella época en las estrechas callejuelas en Bilbao La Vieja, a las vanguardias más contemporáneas en los alrededores del Museo Guggenheim Bilbao, obra de Frank Gehry, reconocido con el premio Pritzker en 1989.
Junto al museo, el arquitecto japonés Arata Isozaki, que recibió el llamado «Nobel de Arquitectura» en 2019, levantó dos torres gemelas de 82 metros. En la misma zona recuperada del antiguo pasado industrial, Álvaro Siza, premiado en 1992, firmó la obra del Paraninfo de la Universidad Pública del País Vasco, mientras que la vecina Biblioteca de Deusto es obra del español Rafael Moneo, también reconocido en 1996.
Norman Foster, artífice del metro de Bilbao y sus emblemáticos «fosteritos», recibió el premio en 1999; mientras que en 2007 fue el turno de Richard Rogers, creador de las viviendas Edificios de Garellano. Zaha Hadid dejó listo antes de fallecer el plan de desarrollo urbanístico de la isla de Zorrotzaurre, tras haber sido la primera mujer en recibir el preciado galardón en 2004.
Datos de interés
Moneda Euro (EUR)
Huso horario GMT -1
Tipo de enchufe
Clavijas tipo F
Voltaje común 230 V
Aeropuerto internacional
Aeropuerto de Bilbao (BIO)
Más información
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Director
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