BUDAPEST

EUROPA IMPERIAL La que fue capital del Imperio austrohúngaro sigue emanando majestuosidad. Bañada por un Danubio que ejerce de arteria vital, Budapest es una gran urbe orgullosa de un pasado compatible, a pesar de su dureza, con un sugerente futuro que tiene como marco edificios centenarios que conviven con atrevida modernidad. Por Eva López Alvarez […]
1 de enero de 2020

EUROPA IMPERIAL

La que fue capital del Imperio austrohúngaro sigue emanando majestuosidad. Bañada por un Danubio que ejerce de arteria vital, Budapest es una gran urbe orgullosa de un pasado compatible, a pesar de su dureza, con un sugerente futuro que tiene como marco edificios centenarios que conviven con atrevida modernidad.

Por Eva López Alvarez
Fotos E. L. A.

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La capital húngara es la suma de tres ciudades: Buda, Pest y Óbuda, las tres en las riberas del Danubio. Se unieron en 1873 cuando la ciudad llegó a ser la segunda en importancia  en el Imperio austrohúngaro, compartiendo la capitalidad con Viena. La impronta de los Habsburgo en la ciudad es flagrante y a ellos debe el destino la majestuosidad que lo caracteriza. Se traduce en suntuosos edificios que hoy sirven de venues, en su mayoría al borde de un río imponente que atraviesa la ciudad de norte a sur.

La gran afluencia de público hispanohablante hace que la cantidad de receptivos capaces de negociar y recibir en español sea muy superior a la media europea. Si bien la mayoría nacieron de la mano de los grupos vacacionales, son varios quienes se están especializando en los grupos MICE o han llegado al mercado proponiendo directamente experiencias originales para grupos de incentivo.

A Budapest no le faltan marcos para eventos con carácter, en su mayoría clásicos y algunos como próxima novedad. Es el caso del hotel más emblemático de la ciudad: el
Gellért, auténtica institución venida a menos y bajo un proyecto de renovación que lo convertirá en un hotel de lujo. De momento no hay fecha fijada de apertura.

Comparte edificio con el balneario Gellért, icono del destino desde finales del siglo XIX. Se ofrece para cenas de gala en el vestíbulo y veladas en la terraza amenizadas con un espectáculo de ballet acuático. Hasta 250 comensales pueden disfrutar de un bonito entorno que es además muy popular para el baño.

Compite en fama con el balneario Széchenyi: es el más espectacular de la ciudad y cuenta desde hace meses con un producto adaptado a los grupos profesionales, por ejemplo para el tiempo disponible antes de un vuelo de regreso a sus lugares de origen.

Hasta 24 personas pueden disfrutar de un baño termal acompañado de una sesión de spa en las habitaciones acondicionadas a tal efecto e independientes de las utilizadas por los locales. Es una experiencia ineludible en un país que cuenta con más de 1.000 manantiales y las relaciones sociales se establecen en numerosas ocasiones dentro del agua y al aire libre. Y esto aunque esté nevando.

Las temperaturas invernales pueden llegar a ser duras de soportar en un destino recomendado para convenciones e incentivos de abril a octubre.

Buda
La Colina del Castillo, o Colina de Buda, aglutina a los cada vez más numerosos turistas que visitan la ciudad y desean admirar el Danubio desde el que es su mejor mirador. El imponente Parlamento domina la otra orilla dándole aún más pompa a la postal.

En esta suerte de ciudad dentro de la ciudad que nació con el castillo de Buda en el siglo XIII, el Palacio Real es sede de museos e instituciones gubernamentales. Varias salas históricas se ofrecen para cenas de gala si bien, al haber sido lugar de enfrentamiento entre las tropas soviéticas y alemanas en la Segunda Guerra Mundial, fue destruido y saqueado. En consecuencia, lo que hoy se puede admirar es de construcción reciente.

Junto a la iglesia de Matías, en lo alto de la colina, el hotel Hilton Budapest es el único de cinco estrellas de Buda si bien se comercializa como un cuatro estrellas. Ha sido renovado y cuenta con 343 habitaciones y 24 espacios para eventos, además de un restaurante panorámico de 240 cubiertos. Un patio interior sobre los restos de un antiguo monasterio dominicano se utiliza para cócteles de hasta 400 invitados.

La vecina iglesia de Matías también sirve de espacio para eventos. Por ejemplo, previamente a un cóctel o cena con vistas, los grupos pueden ser recibidos con un concierto de órgano.

Un destino lleno de historia
En el vecino Bastión de Pescadores se puede privatizar parte de la superficie para continuar la velada con las mejores vistas del Danubio. Se asienta sobre una antigua fortaleza en la que se concentraban distintos oficios, entre ellos seguramente el de los pescadores que le terminó dando nombre. Las siete torres blancas que lo coronan representan a las siete tribus nómadas que dieron origen a la ciudad.

En el interior del mismo bastión, el restaurante Halaszbastya incluye 120 cubiertos. Las vistas son magníficas desde este emblema turístico de Budapest que simboliza el embellecimiento al que se sometió la ciudad en 1896, coincidiendo con el milenario de su fundación y la edad de oro del Imperio austrohúngaro.

Junto al río, a los pies de la colina, el Bazar Várkert es un espacio ajardinado del siglo XIX recientemente remodelado que hoy se ofrece como venue  para eventos de hasta 500 personas sentadas. De nuevo, las vistas del apacible Danubio y sus riberas, reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, decoran cualquier evento.

La Biblioteca Nacional es otro de los espacios singulares que se encuentran en Buda. Fuera de los horarios de apertura, sus suntuosas salas barrocas se utilizan para cenas de gala a las que los invitados pueden asistir vestidos de época tras ser conducidos en carruajes de estilo imperial.

Pest
El famoso Puente de las Cadenas, uno de los nueve de la ciudad, construido en 1849, une la Colina del Castillo con Pest, donde se aglutinan la mayor cantidad de hoteles y espacios para eventos.

El imponente edificio de la Academia de Ciencias se ofrece como venue gracias a sus ocho salas de estilo Imperio, todas con  luz natural y algunas con vistas al Danubio. 80 personas pueden concentrarse en formato teatro en el espacio más pequeño. En el más grande caben 300 personas sentadas y con los servicios de café y comida fuera, ya que son
salones reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. En el piso inferior, con columnas, se organizan cenas de hasta 120 comensales.

La sala de conciertos Vigadó es uno de los venues más monumentales. En sus seis plantas de estilo neoclásico e inspiración árabe cuenta con varias salas y una terraza para cócteles de hasta 80 invitados con excelentes vistas al río. Una parte moderna también se ofrece para eventos de hasta 135 personas en auditorio.

El hotel Marriott Budapest es otra de las instituciones en materia de alojamiento, inaugurado en 1969 y hoy completamente renovado. Cuenta con 364 habitaciones y 15 salas de reunión. La mayor, para 600 delegados en teatro, está regada de luz gracias a sus dos paredes acristaladas abiertas hacia el río. La terraza ofrece bonitas vistas al Vigadó.

Todas las habitaciones tienen vista al río. En la suite presidencial se organizan fiestas para 35 personas. Los grupos pueden ser recibidos por un “Freddie Mercury” que homenajea al real, alojado en el hotel cuando en 1986 el grupo Queen dio un multitudinario concierto al otro lado del telón de acero.

Son varios los hoteles de alta gama que se concentran en esta parte de la ciudad: el Kempinski Hotel Corvinus tiene 352 habitaciones y tres restaurantes, incluyendo un Nobu y dos bares. Estará completamente reformado en el mes de marzo.

El primer piso está reservado para eventos en los diez espacios que incluye. La marca Kempinski no solo ofrece hotelería en Budapest. También forma parte de los proveedores de catering más famosos del destino: Kempinski Catering sirve sus platos en venues de prestigio como la Biblioteca Nacional.

Barrio Judío
La basílica de San Esteban ofrece magníficas vistas de la ciudad desde la base de su cúpula. La gran inundación de 1830 afectó a la pequeña capilla que ocupaba este lugar. Hoy es una iglesia católica dedicada a San Esteban, primer rey de Hungría. Junto con el Parlamento, es el edificio más alto de Budapest: 96 metros, en homenaje al año 896, cuando se fundó la ciudad.

Un ascensor conduce en grupos de cuatro personas hasta lo más alto, desde donde admirar las vistas en 360º de la ciudad y apreciar que esta basílica ejerce además de puerta de entrada al barrio judío, lamentablemente famoso por haber sido el segundo gueto más grande de Europa y haber aglutinado a más de 70.000 personas durante la ascensión del nazismo.

Es fácil imaginar el hacinamiento el que vivieron numerosas familias en algunos patios y edificios, muchas antes de ser deportadas a los campos de concentración. El Árbol de la Vida que se levanta orgulloso junto a la Gran Sinagoga rinde homenaje a los 600.000 judíos húngaros exterminados en la Segunda Guerra Mundial. También los zapatos de la ribera del río que recuerdan a quienes fueron asesinados siendo arrojados al agua o no encontraron otra escapatoria que el frío Danubio.

El Barrio Judío esconde uno de los grandes atractivos turísticos de Budapest y que también se ofrece como venue: los “bares ruina” que ocupan antiguos locales comerciales y apartamentos en un ejemplo de recuperación que no dejará indiferente a nadie.

El hotel Continental Budapest, de cuatro estrellas superior, posee 270 habitaciones en el corazón de este barrio. Cuenta con dos piscinas en la azotea -que se puede utilizar para eventos- una interior con jacuzzi y otra exterior abierta en el verano local.

Avenida Andrássy
Numerosos edificios de la ciudad recuerdan la celebración en 1896 del milenario de su fundación. La Avenida Andrássy, o Campos Elíseos de Budapest, comunica la zona hotelera más exclusiva junto al Danubio y la Plaza de los Héroes, dominada por el Museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo.

El Museo de Bellas Artes ofrece cuatro salas: en la del Renacimiento se pueden organizar cenas de gala para 240 comensales; en la Barroca se pueden sentar hasta 270 invitados y en la Sala Nueva o Románica, presidida por una magnífica puerta de este estilo, la capacidad es de 270 personas. Las cenas de gala se pueden programar tras una visita de la colección, especialmente importante en lo que a pintura española se refiere. Está permitido amenizar la velada con un cuarteto de música romántica o jazz.

Vecino de la avenida Andrássy, el Corinthia Hotel Budapest, con cinco estrellas y 413 habitaciones en proceso de remodelación, ofrece una atmósfera y estética imperiales donde estuvo inicialmente el primer cine de la ciudad. Puede albergar eventos de hasta 500 personas en la mayor de las 19 salas que cuenta.

Tranvía Nostálgico
El denominado Tranvía Nostálgico, de madera, puede ser privatizado para el traslado de grupos de hasta 25 personas por vagón. Conducirlos hasta el flamante Parlamento, a orillas del Danubio -se puede visitar en sesiones de 45 minutos- no solo permite trasladarlos, también hacerles entender por qué Budapest es conocida como la joya del Danubio.

Un crucero por el río con la caída del sol no puede faltar en ningún programa. El barco Europa es el más grande: con tres plantas, la mayor alberga cenas de hasta 420 comensales. La terraza de la cubierta superior es completamente diáfana para cócteles con las mejores vistas desde el río.

El Tranvía Nostálgico también puede conducir a los grupos a un venue singular de la ciudad: el Museo del Ferrocarril es el más grande del destino, con capacidad para cenas de hasta 1.400 comensales. El espacio disponible es un gran hangar en el que las locomotoras sirven de decoración.

Ciudad musical
En la órbita de Viena, durante el Imperio austrohúngaro Budapest se convirtió en un centro musical de primer orden y sigue presumiendo de la calidad de sus conciertos. Actuamente el Teatro de la Ópera está cerrado por renovación, en principio hasta finales de este año aunque sin fecha prevista de inauguración. Le reemplaza con lo mejor de la cartelera musical la bonita Academia de la Música, creada por Franz Liszt.

Éste es el más valioso ejemplo del modernismo húngaro, construido a principios del siglo XX.

La música es tan indisociable de un programa en Budapest que todos los receptivos ofrecen que los grupos sean recibidos por un grupo de música de cámara, que melodías clásicas amenicen una cena, que una visita tenga como hilo conductor sonidos húngaros e internacionales… la música y las bonitas salas dedicadas a ella en majestuosos
edificios es sin duda otro de los atractivos de la capital húngara.

Los conciertos eran uno de los motivos que atraían a la emperatriz Sissi durante sus estancias en una ciudad que los húngaros afirman prefería antes que a Viena, demasiado bulliciosa para la aristócrata. A 40 minutos de la ciudad se encuentra el castillo de Godolloi, al que se puede viajar por carretera o en coches de época. Las salas de la que fue una de las residencias imperiales se visitan en grupos de hasta 35 personas. El lugar se ofrece para cenas de gala de hasta 350 comensales y conciertos en su teatro, el más antiguo del país, con 60 asientos.

Magia magiar
Si bien Budapest es una ciudad imperial donde la majestuosidad campa a sus anchas, Hungría esconde una autenticidad en forma de secretos rurales que sorprenderán a más de uno. A dos horas de Budapest, Tard es un pueblecito donde acercarse a las costumbres y el folclore nacionales, además de degustar recetas típicas de la cocina más casera como la col rellena, muy popular en los menús de boda,  de la mano de las señoras del pueblo que gustosamente se prestan a convivir durante unas horas con los grupos extranjeros.

Forman parte de los 1.000 habitantes de este lugar sumamente pintoresco donde nacen proyectos como Matyodesign que implican a las bordadoras: con muchas sonrisas y mucha paciencia enseñan a los visitantes a bordar, preparar pasta, partir nueces… actividades de gran simpleza y mayor riqueza humana.

De nuevo la música reivindica su espacio: en la iglesia del pueblo se ofrecen breves conciertos de órgano hacia los que los viajeros son conducidos del brazo de las hospitalarias artesanas.

Debrecen
A dos horas y media de Budapest está Debrecen, segunda ciudad de Hungría y cuna del palinka. Es un aguardiente de cualquier fruta, aunque en esta zona se produce principalmente de manzana. Y es que Debrecen es la capital de la manzana y de la llanura más grande de Europa.

Zsindelyes es uno de los productores de palinka de referencia y pionero a la hora de vincular esta bebida y turismo en su Zsindelyes Cottage: cuenta con un pequeño museo donde organizar degustaciones a 25 kilómetros de Debrecen. Además, recientemente fueron inauguradas 13 habitaciones en forma de cabañas rústicas y recibe eventos de hasta 150 personas en su mayor sala interior.

Debrecen es también la puerta de entrada al Parque Nacional Hortobágy, el más grande y antiguo de Hungría. Es el lugar ideal para degustar el típico gulash, pasear en carro de caballos por la inmensa llanura y asistir a exhibiciones de la destreza de los gauchos locales.

La ciudad busca un lugar en el panorama MICE y ya cuenta con venues de prestigio, como la Universidad, y de grandes capacidades, como el estadio del fútbol del equipo local, además de una interesante historia vinculada al judaísmo que se vuelve tangible en la visita.

Hungría es un país que aúna majestuosidad urbana y autenticidad rural; rasgos imperiales y la simpleza del campo más hospitalario… además de un pasado que pretende servir de referencia para un mejor presente y un futuro en el que algunos fantasmas han dado paso al atrevimiento condimentado con cierto aroma de libertad.

Información práctica

– Huso horario: GMT +1
– Moneda: Florín húngaro (HUF)
– Tipo de enchufe: Tipo F / 230 V
– Código telefónico: +36
– Más información:
AGENCIA DEL TURISMO HÚNGARO
Zsuzsa Szegner
Responsable de Desarrollo
Turístico en España
zsuzsa.szegner@mtu.gov.hu
+36 30 445 99 67
www.mtu.gov.hu

Teambuilding en Budapest

Compras locales
El Mercado Central, del siglo XIX, sigue siendo el lugar donde los locales hacen su compra diaria y el marco ideal para encontrar por equipos y con tiempo limitado los ingredientes del típico gulash húngaro, o especialidades nacionales como la paprika.

Competición de rubik
El rompecabezas mecánico más famoso del mundo es de origen húngaro: Erno Rubik creó este juguete con el que no solo se puede competir en rapidez para colocar las piezas como corresponde, también decorándolo de manera original.

Inventos húngaros
Son varios los inventores húngaros que se encuentran detrás de objetos como el bolígrafo o las cerillas, descubrimientos como la vitamina C… que pueden servir de pistas durante una búsqueda del tesoro que culmine en lo alto de la basílica de San Esteban.

Tareas artesanales
Un grupo puede competir en la cocina por sorprender a quienes se dediquen a bordar motivos que servirán de recuerdo a una jornada de campo basada en las tareas simples, y no por ello poco divertidas, y las relaciones humanas de calidad.

Bares “ruina”

Se han convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de Budapest. No solo permiten apreciar cómo se puede reconvertir un lugar cargado de lúgubre historia en un agradable espacio lúdico. Forman parte también de los sitios donde descubrir el ambiente más frecuentado por generaciones que nacieron bajo el régimen comunista y presumen orgullosas de un nuevo país, así como jóvenes que no sufrieron los rigores comunistas y crecen ligados a movimientos alternativos.

Aunque se extienden por toda la ciudad, los más famosos son los que ocupan las antiguas casas del gueto judío. Los edificios, de más de cien años de antigüedad, han sido recuperados del abandono pero sin ninguna renovación, de ahí el calificativo de “bares-ruina”. Los antiguos locales comerciales albergan hoy bares en los que se mezclan lo vintage con lo clásico, lo punk con lo barroco… Szimpla Kert es el ejemplo más famoso por aglutinar numerosos locales y estilos en torno a un patio central. En lo que fueron los antiguos apartamentos del primer piso son varios los bares que ofrecen sus espacios para eventos privados.

El papel pintado ha sido sustituido por grafitis, el mobiliario por reliquias que parecen salidas de cuentos infantiles… un pasado trágico superado por un original presente.

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