El nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a cargo de un consorcio encabezado por Norman Foster, estará ubicado en los terrenos federales situados junto a la terminal existente hasta el momento. Su planeamiento surgió como una solución a la saturación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, que podría llegar a su máxima capacidad operativa de 32 millones de pasajeros a finales del 2014. El aeródromo actual sería sustituído por una zona verde, según el proyecto en curso.
La obra será realizada en dos etapas. La primera incluye tres pistas de uso simultáneo con capacidad para absorber un tráfico de 50 millones de personas que se inaugurará en 2019. El edificio principal, y único, será construido con materiales ligeros y generando poco consumo energético. De hecho las autoridades lo han presentado como «el aeropuerto más sustentable del mundo». El clima de la capital mexicana permitiría instalar sistemas de ventilación que aprovecharían el aire a temperatura ambiente.
La segunda fase consistirá en una ampliación hasta seis pistas, lo que generará una capacidad anual para el aeropuerto de 120 millones de pasajeros. Se utilizarán energías limpias, tecnologías verdes, así como se reducirá la contaminación acústica mediante el cambio de rutas de aproximación aérea.
El inicio de la construcción está previsto para principios de 2015, con una puesta en marcha de la primera fase en 2019.