EL PARAÍSO EN LA TIERRA
Por Rocío Agenjo Casas
Hay destinos en los que motivar y recompensar a los equipos resulta sencillo. La isla africana de Mauricio es uno de ellos. El considerado por muchos como una muestra del paraíso en la tierra cuenta con 67 kilómetros de largo y 45 de ancho y se encuentra a 2.000 kilómetros al este de la costa sudafricana, formando parte del archipiélago de las Mascareñas –junto con las islas de Reunión, Rodrigues, Agalega y el banco de Cargados Carajos–. Su localización estratégica en el océano Índico ha hecho de este territorio un punto de encuentro tanto de culturas y como de intereses comerciales a lo largo de la historia.
Isla Mauricio fue descubierta por navegantes portugueses en el siglo XVI, aunque no fue colonizada hasta el siglo XVII, cuando los holandeses la reclamaron como colonia suya. Sin embargo, fueron los franceses quienes iniciaron el desarrollo del territorio, estableciendo plantaciones de caña de azúcar con mano de obra esclava procedente de la India. También fue el comienzo de la deforestación. Durante las Guerras Napoleónicas de 1810, los británicos tomaron el control y la isla estuvo bajo su dominio hasta su independencia en el año 1968.
El país se presenta desde entonces como una nación multicultural en la que conviven varias etnias. Dan lugar a una cotidianeidad en la que se perciben fácilmente las influencias africanas, indias, chinas y europeas, reflejadas de manera tangible en su patrimonio, tradiciones, gastronomía y festivales.
Destino turístico de primer nivel
Desde hace décadas, Isla Mauricio se ha consolidado como un destino turístico de primer nivel. El Aeropuerto Internacional Sir Seewoosagur Ramgoolam, que homenajea al líder de la independencia, se sitúa en Plaine Magnien, a 48 kilómetros al sureste de la capital del país, Port Louis. Desde España y Latinoamérica es imperativo realizar escala, siendo los de Oriente Medio los hubs mejor posicionados en cuanto a conexiones con el destino.
La infraestructura se concentra en dos áreas: la zona suroeste de la isla, con la imponente montaña Le Morne como telón de fondo; y el norte, en la Grand Baie.
Le Morne
El principal icono de todo el país es Le Morne, montaña declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008. Alcanza los 556 metros de altura sobre la península del mismo nombre. Es un símbolo de la resistencia de los esclavos, que se refugiaron en sus laderas durante el siglo XIX.
Para los amantes del senderismo, la subida –en torno a cuatro horas– es una experiencia durante la que observar la flora y fauna autóctonas rodeados de impresionantes vistas del océano Índico y la costa.
A sus pies se encuentra Dinarobin Beachcomber Golf Resort & Spa, perteneciente a la cadena hotelera local Beachcomber Resorts & Hotels, que cuenta con otros siete establecimientos en el destino. Este hotel de cinco estrellas gran lujo cuenta con 172 habitaciones y siete villas. Comparte instalaciones con el complejo vecino Paradis Beachcomber Golf Resort & Spa, de cinco estrellas lujo y con 282 habitaciones y 13 villas.
Los huéspedes pueden degustar diferentes cocinas en los cuatro restaurantes de cada complejo, así como practicar el swing en el campo de golf de 18 hoyos o jugar al tenis en las seis pistas. En la sala de conferencias de Paradis, de uso compartido, se organizan banquetes de hasta 64 invitados. El Dinarobin ofrece otra sala para banquetes de hasta 40.
Las propuestas para grupos de incentivo se completan con actividades relacionadas con el mar y la navegación, talleres de cocina y tratamientos en el spa.
En la otra parte de la península, la cadena española RIU Hotels & Resorts abrió a mediados de 2024 dos nuevos complejos en la isla, recuperando su presencia en la misma
El hotel Riu Turquoise, de cuatro estrellas, tiene 390 habitaciones, tres piscinas con solárium y un swim up bar, solo para adultos. Su restaurante principal, La Gaulette, incluye estaciones de cocina en vivo, mientras que en el restaurante indio Bengaluru pueden degustarse bocados exóticos a la carta.
Por su parte, el Riu Palace Mauritius, solo para adultos y de categoría cuatro estrellas superior, cuenta con 310 habitaciones, tres piscinas, el restaurante de comida fusión Krystall y Pepe’s Food, de estilo grill, entre otros. Los huéspedes pueden hacer uso del Renova Spa que se encuentra en el RIU Turquoise. Ambos comparten el bar salón “Sega” –como la música tradicional mauriciana– con terraza y escenario.
La compañía los describe como sus dos establecimientos más eficientes a nivel energético, ya que cuentan con 2.500 placas fotovoltaicas en los tejados. Esto los acerca a la autosuficiencia en cuanto a producción de energía.
Las actividades acuáticas forman parte de los programas ofrecidos. Una de las más recomendables es la salida en barco desde la costa de Río Negro para nadar con delfines salvajes de hasta 3,50 metros de largo y 300 kilos de peso en su entorno natural. La agencia Dolswim organiza esta actividad todos los días.
Además, la salida –de media jornada– también lleva a recorrer la costa y admirar desde el océano lugares como Crystal Rock, emblema mineral y lugar más “instagrameable” de la isla. Se puede completar la salida practicando snorkel a su alrededor. Es el punto perfecto para captar imágenes con Le Morne de fondo.
Los participantes en un programa de incentivo también pueden llegar hasta aquí pilotando un seakart, una especie de moto de agua con cuatro asientos que alcanza los 80 kilómetros por hora.
En la isla deshabitada de Benitiers, a solo 500 metros de la costa del pueblo de La Gaulette, es posible disfrutar de un baño tranquilo y degustar la auténtica gastronomía criolla.
Se puede llegar a ella en varios tipos de embarcación. En el caso de los catamaranes, tienen una capacidad para 18 personas.
Quienes cuenten con presupuestos más elevados, el paseo en helicóptero sobre la península de Le Morne y sus alrededores permite divisar la famosa “cascada submarina”. En realidad se trata de una confluencia de corrientes que únicamente se percibe desde las alturas y que genera la impresión de que el agua marina lucha por llegar al centro de la tierra. Esta experiencia se puede programar para grupos de cuatro personas por helicóptero.
Chamarel
En el área suroeste de Mauricio, entre montañas, se encuentran Chamarel y el espacio protegido más grande del país: el Parque Nacional de Black River Gorges. Alberga más de 300 especies de plantas y ocho aves endémicas. El Pinton de la Petite Rivière Noire es la montaña más alta de la isla, con 828 metros de altura. Subir a la cima es otra de las propuestas de senderismo en Isla Mauricio.
En la Reserva del Bosque de Ébano de Chamarel es posible aprender sobre geología y la historia y vida del árbol
El parque también alberga dos de los lugares más visitados de todo el destino: las Cascadas Alexandra –dos grandes saltos de agua de 100 metros–; y la Tierra de los Siete Colores de Chamarel –paisaje formado por dunas de arena de diferentes colores–.
Una actividad muy recomendable para grupos en el Parque Nacional de Black River Gorges es la visita a la Reserva del Bosque de Ébano de Chamarel, que trata de sensibilizar al ser humano sobre su impacto en la naturaleza y traslada al paisaje original de la isla. En él es posible aprender sobre geología, historia y el crecimiento del ébano, así como pasear por pasarelas ubicadas sobre las copas de los árboles con increíbles vistas.
En la misma zona, otro de los lugares más visitados es Grand Bassin, el mayor santuario hindú de la isla, que recibe a sus visitantes con dos estatuas gigantes (33 metros de altura) de Shiva y Durga. Se trata de un lago sagrado en el cráter de un antiguo volcán, cuya existencia remite al sueño de un líder espiritual que le llevó a crear en 1887 un lugar de culto con agua del río Ganges. Durante febrero o marzo –dependiendo
del calendario hindú– tienen lugar las peregrinaciones que atraen a más de 300.000 devotos en la Semana de Shiva.
En Chamarel también se encuentra la Rhumerie Chamarel, una de las fábricas de ron más famosas de Mauricio y entre las únicas en todo el mundo en transformar exclusivamente su propia caña de azúcar. En ella, grupos de hasta 100 personas pueden degustar sus licores y algunas especialidades locales.
Río Tamarin
En el suroeste de Mauricio, el río Tamarin fluye desde el lago Mare aux Vacoas –el más grande del país–, cambiando de nivel en las cascadas de Tamarin hasta desembocar en el océano Índico, muy cerca de la ciudad del mismo nombre.
A lo largo de sus doce kilómetros se realizan actividades como kayak río arriba. Remar por las tranquilas aguas de algunos tramos permite observar la flora y fauna locales –patos, pájaros de pico largo, monos…–. El recorrido tiene una duración máxima de dos horas y se ofrece para grupos de hasta diez participantes, en embarcaciones para dos personas, con acompañamiento de un monitor.
Hacia el sur
Hacia el sur de la isla, en el pueblo costero de Bel Ombre, el grupo mauriciano Rogers Hospitality cuenta con dos establecimientos de cinco estrellas. Heritage Le Telfair Golf & Wellness Resort hace honor al aclamado botánico norirlandés Charles Telfair, que vivió en la zona a principio del siglo XIX. Cuenta con 158 habitaciones y suites de diferentes categorías, ocho espacios gastronómicos, un spa y el Heritage Golf Club, elegido en ocho ocasiones como mejor campo de golf del océano Índico, con 45 hoyos. Es sede de torneos nacionales e internacionales.
Desde el 1 de noviembre de 2024 cuenta con un ala solo para adultos compuesta por 39 suites –con vistas al mar o al paseo marítimo– dispuestas en forma de U alrededor de una piscina climatizada, de uso exclusivo para estos huéspedes. Asimismo, cuenta con la sala de conferencias Chantoiseau, donde caben entre 25 y 70 personas según la configuración. Para programas de recompensa, el hotel propone múltiples
actividades deportivas en tierra y mar, incluyendo rutas de senderismo y paseos en vehículos 4×4 por los espacios naturales del complejo turístico de Bel Ombre
Muy cerca se encuentra el Heritage Awali Golf & Spa Resort, con 161 habitaciones y suites en régimen todo incluido, en un ambiente donde prima la decoración con influencias africanas. Nueve puntos de restauración proponen a los comensales un viaje culinario por el planeta, degustando especialidades locales, tendencias internacionales y sabores procedentes de Oriente.
Comparte el campo de golf de 45 hoyos con el Heritage Le Telfair Golf & Wellness Resort y desde el propio hotel se ofrece la oportunidad de practicar deportes de todo tipo, especialmente acuáticos –kayak, paddle surf, snorkel…–; safaris a pie para descubrir la flora y fauna autóctonas de la zona; relajarse en el spa y degustar el coco de múltiples formas en la caseta Coco Shack, que se encuentra situada a pie de playa.
También dispone de una sala de conferencias de 96 m² con porche donde se organizan frecuentemente cócteles con hasta 80 invitados.
Hacia el norte
De camino al norte de la isla, una parada frecuente en los programas de incentivo es el zoo Casela World of Adventures, donde organizar paseos en quad, segway y sobre dromedarios para grupos de hasta 15 personas. Los participantes pueden manejar sus propios vehículos. Durante los recorridos, que simulan un safari, es posible tocar y dar de comer a jirafas, tortugas, camellos, avestruces o cebras, con la montaña Rempart como protagonista del escenario natural que ejerce de fondo.
Port Louis
Continuando hacia el oeste se llega a Port Louis, la capital del país, conocida por la arquitectura colonial francesa que recuerda a su fundación en 1735. La ciudadela Fort Adelaide es un antiguo fuerte originario del año 1830 que se ofrece como venue para cenas de gala al aire libre con vistas 360º de la ciudad.
En el centro, el teatro Caudan Arts Centre puede acoger cócteles de hasta 400 invitados, así como sesiones de música o espectáculos con 430 asistentes en su teatro principal.
Una visita que no deja indiferente a nadie es la del mercado local, perfecta para interactuar con la población, comprar artesanías, degustar frutas tropicales o aprender a diferenciar múltiples especias.
Muy cerca se encuentra Le Caudan Waterfront, una animada zona de restaurantes y tiendas donde adquirir recuerdos tradicionales y otros artículos típicos. Aquí se localiza el Blue Penny Museum, que invita a descubrir la historia y el patrimonio artístico de Mauricio.
También en el área de Port Louis, el Domaine de Labourdonnais es una bonita mansión colonial del siglo XIX situada en un lugar de producción de ron. Se pueden organizar visitas del edificio principal decorado con mobiliario original. También de la fábrica de ron, donde se organizan talleres y degustaciones de esta bebida. Cuenta con espacios interiores y exteriores para cenas de gala de hasta 600 comensales.
Grand Baie
En el norte se encuentra Grand Baie, que presume de tener el clima más agradable a lo largo de todo el año. En el extremo occidental de la localidad hay un punto muy atractivo para los visitantes: el Templo de Tamil Surya Oudaya Sangam, dedicado a Shiva. Una propuesta de alojamiento en la zona es el emblemático Trou aux Biches Beachcomber Golf Resort & Spa, de cinco estrellas lujo, con 306 habitaciones y 27 villas, algunas de ellas con piscina privada a orillas del océano. Su playa se considera una de las mejores del país para bañarse y practicar paddle board, buceo, snorkel o esquí acuático. Es posible privatizar el restaurante indio Mahiya para una cena de gala de 70 personas que vistan el traje típico hindú.
Comparte con el Canonnier Beachcomber Golf Resort & Spa, de cuatro estrellas y 283 habitaciones, un campo de golf de 18 hoyos.
En Grand Baie también se encuentra el Royal Palm Beachcomber Luxury, de cinco estrellas gran lujo. Sus 69 suites brindan magníficas vistas al océano. Cuenta con spa, gran club de fitness y pista de squash. Para grupos de hasta doce personas, el yate Royal Princess se ofrece para salidas con cóctel al atardecer.
Isla Mauricio se ofrece como un ejemplo terrenal del paraíso divino y una meca para incentivos en entornos paradisiacos. Altas y frondosas cimas conviven con aguas cristalinas y playas de arena blanca en un ambiente multicultural que apuesta por la hospitalidad declinada en una hotelería de calidad.
Una segunda vida
Tras su independencia en 1968, Isla Mauricio vivió en sus tierras un cambio trascendental: pasó de basar su economía en el monocultivo, principalmente de la caña de azúcar, a una economía industrial. Aunque esto aceleró el crecimiento económico, también impactó negativamente en la naturaleza, el medioambiente y la biodiversidad.
Para detener el deterioro y recuperar ese pasado glorioso, se han implementado múltiples medidas a lo largo de los años. Una de ellas, que sirve de ejemplo a nivel mundial, consiste en la diversificación de los derivados de la industria azucarera, dando una segunda vida a la caña de azúcar.
Ahora, basándose en la filosofía “cero basura”, se utiliza la caña en su totalidad. El residuo fibroso generado por la prensa durante el proceso de fabricación del azúcar –llamado bagazo– se quema para producir electricidad, sirviendo así como fuente de energía renovable. El país es pionero en el mundo en lo que respecta al desarrollo de esta práctica.
Además, el CO2 generado durante su combustión también se aprovecha para producir gas carbónico, utilizado por las empresas de bebidas gaseosas.
Datos de interés
Moneda: rupia mauriciana (MUR)
Huso horario: GMT +4
Tipo de enchufe: clavija tipo C/G, voltaje común 230V
Aeropuerto más cercano: Aeropuerto Internacional Sir Seewoosagur Ramgoolam (MRU)
Más información:
MAURITIUS TOURISM PROMOTION AUTHORITY (MTPA)
Mar Sánchez Villalta
Rep. para España y Portugal
+34 639 211 763
mar@sbtourism.com
www.mymauritius.travel