Salvador de Bahía: Brasil en estado puro

Con su mezcla de razas, religiones y culturas, Salvador de Bahía ofrece una energía única que se contagia a quien la visita. A un ritmo lento pero seguro, la capital musical de Brasil está viviendo una transformación que incluye la ampliación de la oferta para congresos e incentivos.
1 de mayo de 2018

Por Cristina Cunchillos

Salvador es un caos. La tercera ciudad de Brasil es una orgía de cuestas, colores, población de decenas de etnias y favelas que buscan hacia dónde expandirse dentro de un complicado urbanismo que integra diferentes poblados.

A pesar de la diversidad tangible, la cultura africana domina la atmósfera de esta urbe también conocida por su carnaval, el segundo mayor de Brasil. Las bahianas, que abordan a los turistas en busca de una foto de pago con el Pelourinho de fondo, son el emblema de una época en la que los colonos portugueses y otros ricos de la zona dejaban las riendas de sus casas a lugareñas con carácter. La gordura que exhibían estas gobernantas no tenía por qué corresponder a un sobrepeso, sino a la necesidad de ocultar sus encantos a los elementos masculinos, y puritanos, de la sociedad de aquel momento.

Mejores conexiones

El aeropuerto internacional de Salvador de Bahía se encuentra inmerso en un plan de modernización y privatización de su gestión que incluirá la expansión de sus instalaciones con el objetivo de incrementar su capacidad en la próxima década. Las conexiones con Europa ya han mejorado notablemente en los últimos años.

Actualmente TAP conecta en vuelo directo la ciudad con Lisboa seis veces por semana, mientras que Air Europa opera tres frecuencias semanales desde Madrid con Air Europa.

Por su parte, Aerolíneas Argentinas y la brasileña Gol Linhas Aéreas ofrecen vuelos directos a Buenos Aires. Existen, además, numerosas conexiones con otros destinos en Latinoamérica y Europa vía Sao Paulo o Río de Janeiro.

Próximamente, la extensión de la Línea Roja, la segunda del nuevo metro de la ciudad, conectará el aeropuerto con el centro de Salvador. Inaugurado en 2014 con el primer tramo de la Línea Azul, el metro es una de las más importantes inversiones en infraestructuras que el destino ha tenido en los últimos años.

Grandes desniveles

Salvador de Bahía es una ciudad de desniveles, y no solo sociales. Construida en torno al acantilado que bordea la Bahía de Todos los Santos, el área urbana está dividida en dos partes claramente diferenciadas
geográficamente.

En la ciudad alta, conocida popularmente como el Pelourinho, se concentran los exuberantes palacios e iglesias de la era colonial, lo que hizo merecer a esta área la declaración por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1985.

El paseo más famoso es el que recorre el Largo del Pelourinho, con sus bonitas fachadas de colores y su iglesia de barroco portugués, hasta la plaza de la catedral, pasando ante la iglesia-convento de San Francisco, cita obligada para apreciar la religiosidad católica local, tan impregnada de influencias. Por ejemplo, en los ángeles sexuados.

La decadencia de las iglesias se percibe en otros lugares de interés como el convento do Carmo, famoso por su Cristo con rubíes incrustados y realizado por un esclavo.

Ciudad baja

A la ciudad baja, en torno al puerto, se llega fácilmente gracias al ascensor Lacerda, construido en 1873 y con 72 metros de altura. A sus pies se encuentra el mercado Modelo, donde adquirir las famosas fitinhas do Senhor do Bonfim, esas cintas de colores que muchos llevan atadas a la muñeca y rinden tributo a quien genera peregrinaciones de hasta un millón de personas cada segundo jueves de enero.

Desde la playa Ribeira hasta la playa de Flamengo, ambas delimitando la urbe, hay 50 kilómetros de arena blanca, cocoteros y agua cristalina en los que destaca la playa del Porto da Barra, a la sombra de una
fortaleza colonial que alberga el Museo Náutico de Bahía.

Para eventos multitudinarios junto al mar, el Clube Espanhol ofrece diferentes salones y espacios al aire libre. Se pueden celebrar cócteles en la terraza de 2.500 metros cuadrados que rodea la piscina.

Junto con el vecino Rio Vermelho, Barra es uno de los barrios que más reformas ha experimentado, con nuevos paseos costeros en los que disfrutar de la sintonía del mar a la sombra de las palmeras.

En la plaza de la iglesia de Santa Ana en Rio Vermelho se concentra la vida nocturna más bohemia y las multitudes que cada semana acuden a los conciertos de jazz del Museo de Arte Moderno.

Pese a la inversión en mejoras en toda la ciudad, sobre todo de cara a la celebración del Mundial de Fútbol que tuvo lugar en 2014, sigue habiendo rincones inseguros en el casco histórico y barrios periféricos de Salvador de Bahía. Por eso se impone prestar atención. Los hoteles están preparados para fomentar la seguridad y ofrecen servicio de transfer a cualquier hora del día.

Oferta hotelera

El Pestana Convento do Carmo, de cinco estrellas, es un buen ejemplo de parador para explorar bajo el concepto de turismo cultural. Entre los muchos hoteles históricos, destaca este convento del siglo XVI, restaurado y adaptado para recibir huéspedes con sus habitaciones austeras que respetan la historia.

Para pequeños incentivos, la misma sociedad gestiona el hotel boutique La Villa Bahia, de 17 habitaciones que ocupan dos residencias coloniales con coloridas fachadas y en el corazón del Pelourinho.

El nuevo Fera Palace es otro hotel de lujo en el centro histórico y simboliza la renovación que está viviendo la ciudad: el histórico Palace Hotel, un bello edificio art déco de 1934, fue el alojamiento favorito de artistas como Orson Welles o Pablo Neruda. Tras años cerrado y languideciendo, fue adquirido por Fera Hotels y renovado por el arquitecto danés Adam Kurdahl.

Abrió de nuevo con todo su esplendor en febrero de 2017. Tras la fachada original se encuentra un interior que respira calma, con 81 habitaciones y seis salas de reuniones que se combinan para acoger banquetes con 200 comensales. Desde la terraza, con infinity pool y lounge bar, se disfrutan excelentes vistas de la Bahía de Todos los Santos.

En las cercanías está previsto que abra en la segunda mitad de este año el nuevo Fasano de la reconocida marca brasileña de hoteles de lujo, ocupando el antiguo edificio del diario A Tarde.

En barrios como el de Nazaré, también en plena transformación, se encuentran excelentes establecimientos boutique como la Posada das Portas Velhas. De propiedad española, el hotel cuenta con quince habitaciones que destacan por la belleza de su decoración, con las puertas como temática principal, así como un restaurante de cocina mediterránea con inspiración bahiana.

Para grandes eventos

Además de las instalaciones de los hoteles, Salvador en general y Nazaré en particular cuentan con una oferta cada vez más variada de sedes para eventos, desde bellos edificios históricos a modernos estadios como el Itaipava Arena Fonte Nova, que acogió partidos de fútbol en el Mundial de 2014 y las Olimpiadas de 2016. Se trata de un espacio multiusos, junto al dique de Tororó y sus divinidades del candomblé, con capacidad para 50.000 espectadores y sede de los partidos de fútbol de dos equipos locales, EC Bahia y EC Vitoria.

En el distrito financiero STIEP (siglas del Sindicato de Trabajadores de la Industria Petrolera, con sede aquí), al este del centro histórico, Sao Salvador Hotéis e Convençoes ofrece 304 habitaciones y cinco salas que se pueden modular en once espacios utilizados para todo tipo de eventos, desde reuniones pequeñas a cócteles para 620 personas.

En las cercanías del aeropuerto, Arena Nautika forma parte del centro comercial Outlet Premium Salvador y reemplaza hoy por hoy al centro de convenciones Da Bahia que cerró tras un derrumbe parcial en 2016. Incluye una sala diáfana de 2.400 metros cuadrados con capacidad máxima para 3.600 delegados en teatro.

Venues singulares

La antigua residencia oficial de los gobernadores de Bahía, el neoclásico Palácio da Aclamaçao actualmente cerrado por reformas, ofrecerá un entorno histórico especial para eventos corporativos en el casco antiguo. En sus magníficas salas decoradas con pinturas del artista local Presciliano Silva, mobiliario de estilo Luis XV y grandes candelabros, se podrán celebrar presentaciones o cenas de gala.

También en el centro, el Solar Cunha Guedes se sitúa en el Corredor de la Victoria, conocido como “el barrio más noble de Salvador de Bahía”. Es un bello caserón que refleja el glamour del siglo XIX, cuando era frecuentado por la élite bahiana. Actualmente sigue siendo un sofisticado espacio con excelente acústica para la celebración de actos con un máximo de 600 asistentes en un área rodeada de árboles centenarios.

En las afueras de la ciudad, Villa Sao José ofrece 15.000 metros cuadrados de jardines para banquetes de hasta 1.500 invitados en un ambiente puramente tropical sin límites para las veladas musicales.

 

Team building en Salvador de Bahía

De Carnaval

El Carnaval de Salvador de Bahía es el segundo más importante del país y el primero de calle en el mundo. En febrero, los grupos pueden disfrutar de la explosión de ritmos africanos, paganismo, color y alegría y, por supuesto, unirse a la fiesta.

Clase de caipirinha

Numerosos hoteles cuentan con espacios donde organizar un curso que introduzca a los asistentes en la elaboración del cóctel brasileño por excelencia y sus múltiples declinaciones, siempre a base de cachaça, lima y azúcar local.

Bailando capoeira

En el Fuerte de Santo Antonio Além do Carmo se pueden ver exhibiciones de este fascinante arte marcial que combina música, danza y acrobacia y aprender algunos movimientos en alguna de las escuelas de capoeira basadas en Salvador.

Taller de batucada

Los grupos pueden sumergirse en los ritmos brasileños y, en particular, el típico samba-reggae de Salvador de Bahía, a través de la percusión, con instrumentos como el surdo (tambor grave) o el tamborim: una subida de adrenalina asegurada.

 

Sabores bahianos

Una parte esencial de la experiencia bahiana es, sin duda, la degustación de la gastronomía local que, como todo en este destino, resulta de la mezcla de influencias indígenas, africanas y portuguesas que dan lugar
a una auténtica explosión de sabor.

El aroma de los humeantes acarajés, las típicas frituras de pasta de frijoles con relleno de gambas o verduras que las bahianas ofrecen a los viandantes, impregna las calles del Pelourinho. Otra especialidad local es la moqueca, un cocido de pescado con leche de coco y aceite de palma que se puede disfrutar en locales como María Mata Mouro, un restaurante tradicional que ocupa el patio de una casa del siglo XVII en pleno Pelourinho. Una advertencia: se trata de sabores intensos que pueden sorprender a los estómagos más delicados. La mejor declinación bahiana de la cocina contemporánea de Brasil se encuentra en Amado Bahia,
que no solo ofrece una extensa carta sino una envidiable ubicación junto al mar.

Para grupos de incentivo, una opción muy popular consiste en amenizar una gymkhana con la estancia en las típicas churrascarías donde se sirven cantidades ingentes de carne a la brasa.

Excursiones solidarias

A una hora por carretera al norte de Salvador, Praia do Forte se ofrece como una de las más bellas playas de la región de Bahía para los momentos lúdicos. Además, es sede del mayor proyecto de preservación de tortugas marinas de Brasil. De septiembre a marzo, en las noches de luna llena se ofrecen excursiones para asistir al desove de estos gigantes marinos.

La isla de Itaparica es otro destino frecuente en los programas de incentivo. Además de explorar el rico ecosistema de sus manglares, los grupos pueden interactuar con los lugareños, incluyendo visitas que sensibilizan sobre la realidad local como la que presenta un proyecto social para jóvenes atletas.

Es otra faceta más del prisma que es Salvador de Bahía. Una ciudad que ofrece caos, color, magia, ritmo y sabor: Brasil en estado puro.

El candomblé

El candomblé es una religión de origen animista que los esclavos trajeron de África. Echó raíces en Salvador de Bahía adoptando elementos del catolicismo y hoy sigue viva: su expresión más famosa es el culto a los orixás, divinidades que representan fuerzas naturales. Va acompañado de ceremoniales sagrados, en los que la música y el ritmo de los tambores inducen al trance, y frenéticas danzas de los sacerdotes, según el momento.

Los rituales del candomblé se han convertido en un atractivo turístico más. El Museo Afro-Brasileiro alberga una colección de artefactos y relieves en madera relacionados con esta tradición, así como figuras que representan a los orixás. En el teatro Miguel Santana tiene lugar cada noche un espectáculo del ballet folclórico de Bahía que incluye temas musicales y danza.

Los grupos pueden adentrarse más en los misterios y curiosidades de esta religión en los tours que incluyen la visita del dique de Tororó, con sus estatuas flotantes, y la Feira de Sao Joaquim, donde se venden objetos ceremoniales. El paseo finaliza en uno de los tradicionales terreiros, donde se practican los rituales. Para los bahianos, el contacto con esta muestra de sincretismo religioso genera axé (energía positiva).

 

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