Por Alejandro Martínez Notte
La capital financiera de Latinoamérica impresiona con sólo divisarla desde el avión. De manera proporcional a su tamaño, alberga un abanico casi infinito de posibilidades para los organizadores.
São Paulo forma parte de esas grandes urbes latinoamericanas pujantes y dinámicas que inspiran solidez y, al mismo tiempo, invitan. De manera profesional, el evento aquí se lleva a cabo con éxito gracias a la infraestructura. Eso aplica en el caso de la hotelería se traduce en establecimientos de lujo, en los que la única sorpresa es el nivel de exclusividad y el esmero del servicio.
En cuanto a incentivos, desarrollar un programa que incluya la inmersión en la cultura local implica moverse por una ciudad que asusta por su mala fama en cuanto a seguridad. Sin negar una realidad evidente si bien el índice de criminalidad ha venido descendiendo enormemente en los últimos años– el destino São Paulo merece ser explorado y existen maneras de hacerlo sin que suponga ningún riesgo para el grupo superior a los de otras grandes urbes.
De todos modos, y precisamente buscando esa tranquilidad, São Paulo es tan extensa que es fácil diseñar programas en los que la ciudad más grande de Sudamérica, queda atrás y los organizadores optan por ampliar el programa de trabajo en un área de resort bien atendida en las zonas próximas.
En las cercanías de São Paulo no sólo se pueden explorar ecosistemas únicos como la Mata Atlántica, sino también disfrutar de bonitas playas, la isla de Florianópolis, en el estado de Santa.
Catarina, es una opción muy recomendable para quienes eligen el sur. Y no sólo como complemento a São Paulo sino como destino en sí mismo. De hecho, se encuentra en el top 5 de destinos brasileños receptores de eventos.
Conexiones aéreas
Con motivo del Mundial de Fútbol que Brasil albergó en 2014 se mejoraron una parte de las infraestructuras, en especial el aeropuerto internacional Guarulhos (GRU) de São Paulo, a 25 kilómetros del centro. Se abrió la flamante terminal 3, especializada en vuelos internacionales. Las terminales viejas fueron también desbordadas, y 2 y 1, aparte de añadirle salitre donde antes agonizaban pacientes, el transporte aéreo en São Paulo despega. Hoy en día los competidores del aeropuerto de Congonhas (CGH), desde este se opera la mayoría de vuelos domésticos.
TAP Portugal es la primera aerolínea en cuanto a conexiones entre Europa y Brasil. Desde Guarulhos, tiene vuelos con salida de Madrid, Barcelona, A Coruña, Ámsterdam, Bilbao, Valencia, Málaga y Sevilla conectando con otras ciudades de Brasil con vuelos directos que no se efectúan desde São Paulo. Desde Oporto son otras frecuencias similares.
El grupo LATAM comunica Madrid y otras ciudades europeas con el centro financiero de Brasil en vuelos operados por TAM. Desde Lisboa encontramos, junto con Oporto, otros destinos europeos como París que enlazan sus respectivas rutas por LATAM.
En helicóptero
El cielo sobre São Paulo está lleno de helicópteros y no sólo aquellos para ejecutivos que temen los asaltos. Hace unos años, este medio de transporte, más utilizado que los taxis, multiplicó su uso en la urbe que hoy posee la mayor flota del mundo, con más de 400 unidades y entre 1.500 millones de vehículos. Más allá de algunos de los taxis sobrevolando el tráfico, hoy se despliegan en 210 helipuertos por la ciudad. Un recorrido corto del aeropuerto al centro cuesta cerca de 300 dólares con contactos en casi cualquier edificio de la ciudad.
El hotel Emiliano es uno de ellos. Situado en la calle Oscar Freire, reserva del glamoroso barrio Hig, cuenta con 57 habitaciones, pero ninguna igual. El ambiente es sobrio y acogedor con grandes espacios, decoración moderna y sofisticación.
El Fasano es emblemático en el lujo más clásico. En su restaurante, con el mismo nombre y música en vivo, es uno de los sitios ideales de la sociedad. Con su apartamento de 300 metros, este hotel privatiza para reuniones y dispone para 3 personas. El bar es privado para cenas de hasta 100 invitados con la mejor bossa nova de fondo.
Crisol de culturas
São Paulo es fiel reflejo de la diversidad que alberga Brasil: esto se percibe en la cantidad de galerías herencia de la inmigración italiana, el barrio japonés que aglutina la mayor comunidad nipona fuera de Japón. Los comedores libaneses pertenecientes a una población con origen en Oriente Medio y que supera el millón de personas.
São Paulo es además uno de los centros mundiales en cuanto a moda y arte contemporáneo. Un paseo por el parque Ibirapuera permite contemplar obras de Oscar Niemeyer, mientras se respira en el aire el arte de cualquier época. Esto se palpa en las ferias, pero el mayor desafío mundial es conocer el panorama cultural y de vanguardia artística de la mano de especialistas en el mercado, que ponen su foco en el arte local y las últimas modas internacionales.
Morumbi
São Paulo acoge el 75% de las ferias y congresos brasileños. La mayoría de estas se realizan en una zona llamada Morumbi, distrito financiero y que además es sede de industrias. La Fundación Bienal y las Oscar Niemeyer diseñadas por el arquitecto italiano, son dos sitios más antiguos y de corte clásico. El Allianz Familia Haimoff también da cabida a miles de aficionados al fútbol y al arte.
En cuanto a lugares de trabajo de coworking, el estadio posee espacios exclusivos donde se organizan conciertos y otras exposiciones. También cuenta con los jardines y el auditorio de 107 plazas.
En el centro
Es común en los programas de incentivos y programas de team building ligados al gastronomía, al deporte o al ecoturismo, realizar actividades conjuntas de interacción entre los asistentes y sus acompañantes.
El rascacielos Terraza Italia, en el piso 42 del edificio del mismo nombre, se reserva para los grupos. Un lugar de elección con fondo del centro de la ciudad repleta de edificios y luces de fondo. Tiene capacidad para 120 invitados.
Entre la energía y diseño local, otro hotel que tiene hace competencias grandes es el Skye de la azotea y sus impresionantes vistas del parque Ibirapuera y la línea del horizonte plagada de rascacielos.