TÚNEZ

Túnez es un pequeño país mediterráneo que reivindica el lugar perdido en el universo MICE. Lo hace de la mano de una hotelería nueva y de calidad destinada a pequeños grupos, en programas de incentivo que permiten sumergirse en la cultura árabe y con bonitos paisajes de fondo. A menos de dos horas de Madrid.
1 de julio de 2019

ESA ÁFRICA EXÓTICA Y AUTÉNTICA

Por Eva López Alvarez

El turismo en Túnez cayó en 2012 a raíz de la Primavera Árabe -localmente denominada Revolución- y se desplomó con los atentados acaecidos en 2015. Desde entonces el destino ha asistido al cierre de hoteles, quiebre de agencias, abandono de mayoristas y degradación de algunos lugares turísticos.

Sin embargo, de la mano de la joven democracia, el país reivindica su lugar en el universo de los incentivos. El nuevo Túnez que llega para viajes de recompensa es otro Túnez: el de una hotelería con encanto que ha recuperado tradiciones en cuanto a decoración y gastronomía y se ubica en algunos casos fuera de la antiguas zonas turísticas. El atractivo del país ya no está solo junto al mar y en los desiertos, también se ha trasladado a los centros, a las medinas, a los cascos históricos… Túnez ofrece autenticidad en su versión norteafricana, tanto de puertas adentro como hacia afuera.

Un poco de historia
Bereberes, fenicios, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, turcos, españoles, franceses… han dejado su impronta en este pequeño país, antiguo corazón del que fue el gran imperio púnico-cartaginés.

La ciudad de Túnez es la principal puerta de entrada. Las conexiones regulares desde España son operadas por Tunisair (durante todo el año con cuatro vuelos semanales desde Madrid y Barcelona) y Air Europa (durante la temporada estival europea dos veces por semana). Menos de dos horas de vuelo separan España del exotismo tunecino.

El Aeropuerto Internacional se sitúa a seis kilómetros de una capital que, si bien no sorprende por su belleza, alberga secretos de sumo interés. Es el punto de partida para descubrir lo que fue el gran imperio púnico aunque sea más en los detalles que aún se encuentran en algunas construcciones que en los sitios arqueológicos que se conservan.

Cartago
Según la leyenda, fue la princesa fenicia Elisa Dido quien, huyendo de su hermano Pigmalión, se instaló en la actual colina de Byrsa, en las afueras de la actual ciudad de Túnez.

Allí nació la floreciente capital de un imperio dominante sobre el Mediterráneo que, tras tres guerras con los romanos, fue prácticamente arrasada en el 146 a.C. La mitología afirma que los romanos echaron sal a lo poco que quedaba de la Cartago púnica para destruir cualquier vestigio de su antiguo enemigo.

Sin embargo, en el 46 a.C. y conscientes del interés de la zona como puerto comercial y militar, se instalaron en la zona y crearon el que hoy es el mayor vestigio arqueológico de Cartago: las termas de Antonino. Solo se pueden observar restos de la parte inferior, la utilizada para calentar los diferentes espacios. Dos columnas testimonian de la altura que alcanzaba uno de los principales edificios creados por el Imperio Romano.

En lo alto de la colina de Byrsa, justo donde se dice que Dido creó Cartago y se hallaban el foro y capitolio romanos, se eleva hoy la Catedral de San Luis, erigida en el siglo XIX en estilo neogótico e influencias bizantinas. Hoy desacralizada, se ha convertido en un espacio cultural que alberga exposiciones y conciertos y se ofrece como venue.

Sidi Bou Said
Junto a Cartago, conocido por sus casas blancas y ventanas azules, Sidi Bou Said es un bonito y pintoresco pueblo con zoco y magníficas vistas del Mediterráneo. Para grupos, Au bon vieux temps es un restaurante panorámico con terraza en el piso bajo para 60 comensales. El piso superior se puede privatizar para grupos de hasta 80 invitados.

En el Café des Nattes, 60 personas pueden fumar simultáneamente la shisha sentados a la manera tradicional.

Túnez
Se construyó antes que Cartago, en el siglo XI a.C., cuando los fenicios decidieron instalar un puerto comercial llamado Tynes. La ciudad sorprende por su medina, la más grande del norte de África y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1979. También por la gran cantidad de vestigios de la antigua Cartago que esconde: frisos, columnas… testimonian discretamente, y casi en cada rincón, de los 3.000 años de historia del país.

Hoy en día la medina es más una zona comercial que de habitación pero no por ello deja de suponer una inmersión en la vida árabe local. Además del zoco turístico, junto a la Gran Mezquita, cuenta con numerosos mercados temáticos donde los locales negocian sus compras: desde oro a perfumes, pasando por artículos destinados a novias o el conocido como Zoco de los Turcos, donde se venden artesanías típicamente otomanas, gorros y túnicas.

Al caer el sol, los cafés y sus minúsculas mesas reúnen a la juventud tunecina y a los habitantes más longevos. Cada vez más mujeres se instalan en los bares. Cuando llega la noche, la medina se convierte en una ciudad dormida dentro de la gran urbe, con la excepción del mes de Ramadán cuando la vida se invierte y se manifiesta de noche.

En la medina
Dentro de la medina y para pequeños grupos de incentivo, el hotel Palais Bayram nació en 1783 como residencia del líder religioso del momento. Hace siete años se convirtió en hotel boutique con 17 habitaciones en dos pisos y espacios que sugieren los interiores de las casas tunecinas. 75 personas caben en el restaurante. En caso de privatización completa, un segundo restaurante se cierra para fumar la shisha o tomar té. Cuenta además con un bonito hammam con pequeña piscina para inmersión.

El restaurante Dar El Jeld, también en la medina y junto al palacio de gobierno, ofrece platos típicamente tunecinos en un bonito marco. Con dos pisos, y posibilidad de privatizar los alrededores del patio como salones independientes en ambas plantas, la buena cocina se acompaña de la música del kanun, suerte de arpa local que se toca horizontal.

Este restaurante, también hotel de 16 habitaciones, es testimonio claro del refinamiento que se esconde tras la sobriedad de algunas fachadas, sobre las que solo destacan las imponentes puertas con tres aldabas: las dos de arriba para uso separado, y diferente sonido, entre hombre y mujer, y la inferior correspondiente a la puerta infantil.

Pocos grupos dejan Túnez sin visitar el Museo Nacional El Bardo. Su fama procede de la mejor colección del mundo de mosaicos. No se organizan visitas privadas ni eventos.

Sol y playa
Túnez entró con fuerza en el panorama turístico mundial durante los pasados años 90, con un boom especialmente fuerte en los 2000, principalmente como destino de sol y playa. A 20 minutos por carretera del aeropuerto de Túnez, en la zona turística de Cap Gammarth, el Four Seasons Hotel Tunis se ofrece como el mejor del país para grupos de incentivo gracias a sus 203 habitaciones y dos piscinas, interior y exterior, spa, la calidad de su gastronomía y las vistas al Mediterráneo.

Más al sur, a dos horas de Túnez, Sousse es la tercera ciudad de la nación en cuanto a habitantes. Además de por sus playas, es conocida por su medina del siglo IX. Conserva buena parte de sus imponentes murallas. La calle principal conecta la mayor entrada de la medina con la playa pública.

Los hoteles para grupos se concentran a diez kilómetros del centro, en Port El Kantaoui, con campo de golf, puerto deportivo… Es una zona exclusiva con algunos de los mejores hoteles de Túnez, entre ellos el Iberostar Selection Diar El Andalous. Con 379 habitaciones -de ellas 82 en el piso Star Prestige-, spa, piscina, gimnasio y régimen de todo incluido, ofrece a los organizadores la posibilidad de programar actividades acuáticas.

Kairouan
Cuarta ciudad santa del Islam (después de La Meca, Medina y Jerusalén) está a dos horas y media por carretera al sur de Túnez y a una hora de Sousse. Fue fundada en el 670 d.C. como primera construcción de los árabes musulmanes en África. Su gran mezquita recuerda a Cartago: gran parte de las piedras, columnas y capiteles que hoy se ven proceden de allí. Más parece una fortaleza que un recinto religioso y es al mismo tiempo un museo de columnas, todas diferentes.

Es Patrimonio de la Humanidad, como la murallas de la medina. Ésta esconde un pozo de agua del siglo IX considerado sagrado porque, según la leyenda, está comunicado con el pozo divino de La Meca. Llama la atención la manera de extraer el agua: con un molino tirado por un dromedario que entra al recinto siendo pequeño -por la diminuta puerta- y sale fileteado tras haber sido criado dentro.
Kaïrouan es el centro religioso más importante del norte de África. Afirman las creencias locales que peregrinar siete veces aquí es como hacerlo una vez a La Meca.

Además de la Gran Mezquita y la medina se visita el mausoleo de Sidi Saheb, santo patrón de la ciudad y compañero del profeta Mahoma. Se le conoce como “El barbero”, pero no por ser quien le cortaba la barba al profeta sino porque fue enterrado con tres pelos de ella. Construido en el siglo XVII, hoy es un bonito complejo religioso con mezquita, biblioteca y la tumba del santo.

Ciudad de patrimonio
El hotel La Kasbah, perteceniente a la cadena tunecina Golden Yasmin, es el más exclusivo del destino y cuenta con 93 habitaciones y 3 suites, piscina y bonito spa compuesto por hammam y dos cabinas de masaje. El edificio que ocupa está reconocido como Patrimonio Nacional ya que ocupa la antigua kasbah o fortaleza de la ciudad.

La parte más antigua mantiene paredes y bóvedas de la kasbah original y en ella se ha creado lo que en Túnez se conoce como “café moro”, con patio para eventos de hasta 60 personas en cóctel junto a las murallas de la medina. Este oasis de refinamiento cumplirá 20 años en octubre y forma parte de los hoteles que no han perdido calidad con la crisis.

Tozeur
Siguiendo 300 kilómetros hacia el sur, Tozeur se sitúa junto al mayor oasis del país y es la capital del llamado “país de las palmeras”. En una nación que cuenta con tres millones, solo este oasis tiene 400.000 y se recorre en calesa.

Dar Tozeur es un hotel boutique de siete habitaciones que abrió sus puertas hace dos años y fue construido según la costumbre local, con ladrillo fabricado con arena del desierto y barro del vecino lago salado. Este establecimiento es un remanso de paz para pequeños incentivos. Todo el recinto ha sido decorado al estilo tradicional, reproducido con gusto. Cuenta con dos piscinas, pequeño gimnasio, sala de cine de doce plazas y hammam.

Desde Tozeur se organiza uno de los clásicos de Túnez: la excursión a los oasis de las montañas del desierto de piedra. En media jornada se visita el de Chebika, junto a un pueblo abandonado; el oasis y cañón de Mides y, atravesando en 4×4 parte del desierto de sal, se llega hasta el escenario utilizado en el rodaje del cuarto capítulo de Star Wars.

Es posible sorprender a los grupos con una cena “acompañados” de los personajes de la película, si bien el estado de conservación del recinto no es el óptimo. Al otro lado de las dunas, en la zona conocida como Oung Jemel, se instalan campamentos con jaimas al más puro estilo bereber para quienes quieren ofrecer la experiencia de vivir el desierto más auténtico.

Douz
A dos horas por carretera de Tozeur se encuentra la llamada “puerta del desierto de arena”. De camino se cruza el
desierto de sal, seco entre mayo y septiembre. La blanquísima llanura recuerda a un paisaje nevado bajo temperaturas que pueden alcanzar los 50 grados. En temporada de lluvia, una fina capa de agua hace que el paisaje sea completamente diferente.

El hotel Sahara Douz es el mejor de los tres establecimientos actualmente abiertos y cuenta con 155 habitaciones con piscina. Suele ser utilizado por quienes no optan por una noche entre las dunas.

Matmata
De camino a la costa Este, Matmata es una de las paradas ineludibles. Este pueblo bereber es famoso por las casas trogloditas excavadas en las colinas de arcilla. Se conservan más de 300 y su particularidad radica en que no son meras excavaciones en la roca sino que, tras las puertas, se esconden auténticos patios a los que se asoman habitaciones y graneros.

Tres de estos recintos en la piedra están habilitados como restaurante para grupos: es el caso del Sidi Driss, famoso por haber sido escenario del primer capítulo de Star Wars.
Remontando hacia Sousse y el litoral se encuentra El Djem, localidad famosa por su anfiteatro romano erigido en el siglo III d.C. Tenía capacidad para 35.000 espectadores.

Posibilidades de teambuilding
Aprender a hacer el pan tabouna (por el nombre del horno), tejer hojas de palmera, recoger dátiles y preparar con ellos postres típicos -la temporada es de octubre a diciembre-… son algunas de las actividades de teambuilding que se pueden organizar en el desierto.

En la costa, hacer que los grupos pesquen la comida del día puede ser una opción. Y en cualquier zona del país, por qué no intentar que los participantes aprendan algunas figuras de la danza del vientre o busquen en el mercado los ingredientes para elaborar una versión propia del cuscús…

Túnez espera con los brazos abiertos que los organizadores superen viejos temores y regresen a disfrutar de su Mediterráneo y la magia de sus desiertos. Como joven país que es, requiere de paciencia ante sus primeros pasos y el equilibrio que da la alegría ante un futuro esperanzador.

 

Mi Túnez

Nasser Benrahmoun
Director de Operaciones de Luxotour

¿Por qué Túnez?
Porque es un país mágico con un encanto especial y una gran diversidad de paisajes

Mi lugar favorito
Me quedo con dos: el desierto de Tozeur y los oasis de montaña. En ambos se pueden practicar actividades de todo
tipo en un enclave incomparable

Mi actividad favorita
No hay nada como sentirte libre y descargar adrenalina en una ruta en 4×4 por las dunas y terminar contemplando el atardecer en el desierto a lomos de un dromedario

Los grupos no se pueden ir de Túnez sin:
– Vivir la experiencia única de alojarse en un campamento de lujo custodiado por las dunas de Oung Jemel
– Pasear por Sidi Bou Said admirando la belleza de sus edificios blancos y azules y tomar un té con piñones
– Degustar la exquisita gastronomía, sobre todo el brik de huevo y la chorba

 

Datos de interés

– Moneda: Dinar tunecino (TND)
– Huso horario: GMT +1
– Tipo de enchufe: Clavijas tipo C/E – Voltaje común 230 V
– Aeropuerto más cercano: Tunis
– Más información:
OFICINA DE TURISMO DE TÚNEZ
Mounira Derbel
Directora para España y Portugal
m.derbel@discovertunisia.com
www.discovertunisia.com

 

País de desiertos

“Alá ha creado el agua para vivir y el Sáhara para meditar” dijo un sabio tuareg. El 40 % de la superficie de Túnez está cubierta por desierto, incluyendo 25.000 km2 de los 8.400.000 km2 que ocupa en África el mayor desierto del mundo. Los grupos pueden disfrutar de los mágicos atardeceres y las magníficas noches estrelladas alojándose o no en el desierto gracias a la proximidad entre Douz y las dunas de arena.

En diciembre se celebra allí el Festival del Sáhara (antes Fiesta del Dromedario), con carreras, certámenes tradicionales de los distintos países participantes… el dromedario es un recurso muy importante para la economía del sur de Túnez gracias a su resistencia a la sed: hasta 15 días sin beber en verano y hasta tres meses en invierno, llegando a perder 100 kilos de peso cuando no bebe. ¡También es capaz de beber 100 litros de agua en 15 minutos!

Además del fascinante desierto de arena, Túnez también cuenta con desierto de piedra salpicado de palmerales y oasis de montaña y desierto de sal. La ruta entre Tozeur y Douz permite descubrir en dos horas de carretera tres desiertos diferentes.

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