VOLANDO HACIA EL FUTURO

Los aeropuertos están cambiando, y no se trata solo de construir terminales más grandes para responder a una demanda creciente, sino sobre todo de mejorar la sostenibilidad, eficacia y diversidad de una oferta destinada a satisfacer a viajeros cada vez más exigentes.
1 de septiembre de 2019

Por Cristina Cunchillos

El crecimiento del tráfico aéreo mundial parece imparable. En 2018 superó los 4.300 millones de viajeros, un 6,1 % más que el año anterior. Y, aunque en términos de número de pasajeros transportado por kilómetro se produjo una leve desaceleración con respecto a 2017, la previsión de IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo, por sus siglas en inglés) es que la demanda se duplicará en el año 2036.

Este incremento requiere una inversión constante en la mejora y expansión de la infraestructura aeroportuaria. En todo el mundo se pueden encontrar ejemplos de nuevos aeropuertos y terminales cada vez más espectaculares.

El 30 de septiembre abrirá sus puertas el Aeropuerto Internacional de Pekín-Daxing, diseñado por la reconocida arquitecta iraní Zaha Hadid con forma de estrella de mar gigante. Su terminal de 700.000 m2 es la más grande del mundo y por ella se espera que transiten 72 millones de pasajeros en 2025, 100 millones en 2040.

El pasado mes de abril, el Aeropuerto Internacional de Estambul reemplazó al obsoleto aeródromo Atatürk y ha operado ya más de 100.000 vuelos. Cuando se completen todas las fases de su construcción en 2028, contará con seis pistas y capacidad para 200 millones de pasajeros anuales.

En España se lanzó la licitación para la construcción de una nueva terminal satélite en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, así como para otras mejoras. Se espera que las obras comiencen en 2022 y que la terminal, que podrá acoger hasta 17
aeronaves de gran tamaño y aumentará la capacidad total a 70 millones de pasajeros anuales, esté lista en 2026.

En Buenos Aires avanzan las obras del Aeropuerto Internacional de Ezeiza y se espera que su nueva terminal de salidas, que contará con la última tecnología para hacer el check-in y la entrega de equipaje en un tiempo récord, empiece a operar en octubre. La total remodelación de las instalaciones se completará en 2021, cuadruplicando el tamaño actual.

Más velocidad
Sin embargo, pese a los numerosos proyectos, la realidad es que el crecimiento a nivel aeroportuario no registra la misma velocidad que el tráfico aéreo. Se estima que unas 200 plataformas en el mundo ya han alcanzado su máxima capacidad. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de Ciudad de México fue diseñado para acoger a 32 millones de pasajeros al año, pero actualmente recibe a 47 millones.

Sin embargo, los planes de sustituirlo por uno nuevo se han cancelado. Se suma a la lista de otros grandes proyectos rodeados de controversia que continúan paralizados, como la ampliación con una tercera pista en el aeropuerto de Londres-Heathrow.

Conseguir la aprobación de las autoridades y la financiación necesaria para desarrollar mejoras o generar nueva construcción es el primer reto para los aeropuertos. Una vez tienen la luz verde, hay otros aspectos que han de tener en cuenta.

Seguridad
Desde el fallido intento de fabricar una bomba con líquidos explosivos en Londres-Heathrow en 2006 -que llevó a la restricción de los mismos en el equipaje de mano- a las explosiones que devastaron la terminal de Bruselas en 2016: los aeropuertos han resultado ser objetivo claro para los terroristas. Incluso otras acciones aparentemente inofensivas pueden causar un caos total, como se demostró en el aeropuerto de Londres-Gatwick cuando la presencia de drones conllevó la suspensión de vuelos. La seguridad de los millones de pasajeros es la prioridad más absoluta y se han de aplicar todas las medidas para garantizarla.

Satisfacción de los pasajeros
Igualmente importante es crear medidas para procurar que la experiencia de los usuarios sea lo más satisfactoria posible. Desde invertir en tecnología que ayude a agilizar los diferentes procesos y reducir tiempos de espera, a la oferta de espacios donde relajarse o divertirse. También se han de tener en cuenta las preferencias e intereses de estos viajeros, cada vez más preocupados por el medioambiente y su salud, con las consecuencias que esto tiene por ejemplo en la oferta de restauración, aún en demasiadas ocasiones poco variada y poco sana.

Rentabilidad
Construir una nueva terminal o modernizar las instalaciones existentes requiere una inversión que los aeropuertos intentan rentabilizar con sus tasas y, sobre todo, con las actividades comerciales que albergan. Se estima que estas últimas representan la mitad de sus ingresos. Según el informe 2019 Passenger IT Insights de SITA (Sociedad Internacional de Telecomunicaciones Aeronáuticas) el 64 % de los pasajeros hace algún gasto en restaurantes y tiendas durante su tiempo de espera en la terminal, incluyendo un 5 % dispuesto a gastar más de 100 dólares en compras, lo que equivale a un gasto global de 22 billones de dólares.

Aeropuertos sostenibles
El cambio climático es una preocupación cada vez mayor, sobre todo entre las nuevas generaciones, que buscan reducir el impacto medioambiental de todas sus acciones. También cuando viajan. La industria de la aviación es consciente de que las emisiones de los vuelos contribuyen notablemente al efecto invernadero e intenta mitigarlas o compensarlas en la medida posible con aviones más eficaces y la promoción de aeropuertos más sostenibles.

Existen muchas formas de contribuir. Desde fomentar el uso de transporte público para llegar a la terminal, facilitando buenas conexiones en modernos tranvías o autobuses eléctricos, a la presencia cada vez más habitual de fuentes donde rellenar botellas de agua, evitando el consumo de recipientes de plástico de un solo uso.

Cada vez más aeropuertos optan por el recurso a energías renovables en sus operaciones, así como el uso de materiales reciclados en su construcción o medidas para la recolección y reutilización del agua de lluvia, así como el reciclaje de residuos.

En algunos casos, se intenta compensar las emisiones con la creación de zonas verdes, incluso dentro del edificio. El aeropuerto de Kuala Lumpur cuenta con su propia “jungla” y el de Changi en Singapur no solo cuenta con varios jardines tropicales en su interior, sino que uno de los muros de su terminal 4 es en sí un frondoso jardín con 20.000 especies de plantas que contribuyen a mejorar la calidad del aire y refrescar el ambiente.

Este año, el aeropuerto de Menorca en España recibió el premio a la Eco-innovación de ACI Europa (Consejo Internacional de Aeropuertos, por sus siglas en inglés). En su último congreso, 194 aeródromos de 24 países europeos firmaron el compromiso NetZero2050 para controlar sus emisiones hasta conseguir la neutralidad en carbono en 2050. Aena, la autoridad aeroportuaria española, aspira a reducir su consumo energético en un 70 % y conseguir que los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat sean neutros en carbono en 2030.

Avances tecnológicos
La tecnología está transformando los aeropuertos y los hace también espacios más seguros. Existen ya torres de control virtuales y, en los controles de seguridad, además de los ya habituales escáneres corporales, en algunas plataformas como Ámsterdam-Schiphol, Londres-Heathrow o las norteamericanas Hartsfield-Jackson y Chicago-O’Hare, se ha introducido también la tecnología de tomografía computerizada similar a la utilizada en hospitales. Escaneando el equipaje de mano sin necesidad de extraer en una bandeja los líquidos y geles se agiliza el proceso y se reduce el uso de bolsas de plástico.

La tecnología biométrica se utiliza cada vez más para confirmar la identidad de los pasajeros de un modo más rápido y seguro. Según SITA, en los próximos tres años el 77 % de los aeropuertos y el 71 % de las aerolíneas invertirán en biometría. En concreto, el 59 % y el 63 % respectivamente espera introducir a corto plazo el embarque por reconocimiento facial, algo que ya se ha puesto a prueba en varias terminales en todo el mundo.

En Latinoamérica, la primera aerolínea en implementarlo fue Latam Airlines. Lo introdujo a finales del año pasado en el Aeropuerto Internacional de Carrasco en Montevideo. Permite que embarquen hasta catorce pasajeros por minuto, el doble que con el procedimiento de control de pasaporte convencional.

España lidera la implementación del reconocimiento facial a nivel europeo con un nuevo programa piloto desarrollado por Aena y Air Europa en el aeropuerto de Menorca. Integra todos los pasos, desde el check-in al embarque. Los equipos biométricos se ubican junto a los mostradores de facturación, en el acceso al filtro de seguridad y en la puerta de embarque, donde se validan los datos biométricos del pasajero y su documentación.

En Estados Unidos, Delta inauguró la primera terminal inteligente del país en el aeropuerto Hartsfield-Jackson de Atlanta, el pasado mes de diciembre. Los pasajeros pasan por el control de seguridad y embarcan sin necesidad de mostrar el pasaporte, con solo registrarse previamente en quioscos habilitados donde se someten a una verificación de identidad biométrica. Esta tecnología se utilizará también para el control de pasajeros en las puertas de llegadas de vuelos internacionales, algo que ya se ha estado ensayando anteriormente en Washington-Dulles.

La Terminal 3 del aeropuerto internacional de Dubái ofrece la primera “ruta biométrica” integrada del mundo, desarrollada por Emirates. Los pasajeros pueden facturar equipaje, acceder a la sala VIP de la aerolínea y embarcar sin necesidad de presentar documentación. También se ha puesto a prueba el Smart Tunnel, un control de pasaportes pionero en el mundo, donde los viajeros simplemente caminan por un túnel, sin intervención humana, para completar las formalidades de inmigración.

En el futuro, Emirates probará el control biométrico en los mostradores y puertas de tránsito, así como en sus servicios de conexiones con chófer.

Mejorar la experiencia
La tecnología acelera los procesos y ayuda a reducir los tiempos de espera, algo que sin duda contribuye a aumentar el nivel de satisfacción de los pasajeros. Sobre todo el de los viajeros de negocios, para quienes el tiempo es oro. Según SITA, en 2018 la satisfacción fue un 3,85 % mayor entre quienes optaron por la verificación biométrica de su identidad, en comparación con la de quienes debieron superar los controles tradicionales.

También la inteligencia artificial puede mejorar la experiencia. Desde febrero de 2018 el robot humanoide Josie Pepper recibe a los pasajeros en la terminal 2 del aeropuerto de Múnich (Alemania). Responde a sus preguntas y les indica dónde encontrar su puerta de embarque o una tienda determinada, mirándoles a los ojos. En Fránkfurt (Alemania), es FRAnny, una cabeza robótica, la que saluda a los pasajeros y atiende sus consultas.

Otros robots ayudan a los viajeros en tareas más pesadas, literalmente. En los aeropuertos de Nueva York-JFK y San Francisco se ha puesto a prueba Care-E, un robot que puede transportar más de 30 kilos de equipaje y acompañar al pasajero hasta la puerta de embarque. Lo hace tras escanear su tarjeta de embarque, moviéndose a una velocidad similar a la de una persona.

En Londres-Gatwick, el autómata Stan aparca los vehículos aprovechando al máximo el espacio y sin necesidad de llaves ni conductor. Cuenta con un elevador que se coloca bajo el chásis; utiliza un escáner y un GPS para llevar el vehículo de forma segura hasta una zona donde se estacionan hasta un 33 % más de automóviles al no ser necesario abrir las puertas.
A la hora de recoger las maletas en el destino final, la tecnología también ayuda. El informe 2019 Passenger IT Insights de SITA indica que el 95 % de los pasajeros querría recibir notificaciones en su móvil sobre dónde recoger su equipaje. Los usuarios que recibieron alertas en tiempo real en sus smartphones mostraron un grado de satisfacción en un 8,6 % mayor que los que tuvieron que esperar a disponer de información en las pantallas.

Y para evitar la pérdida del equipaje, se puede hacer el seguimiento de las maletas en momentos clave del trayecto, como el check-in, carga y descarga, traslados y llegada al carrusel. Según SITA, esto ha mejorado la entrega de bultos en hasta un 66 %.

Espacios para trabajar
Una vez superado el control de seguridad, muchos viajeros aprovechan el tiempo antes de embarcar para trabajar. Para ello es esencial contar con una buena conexión Wi-Fi, preferiblemente gratuita. El 55 % de los pasajeros se conecta gratuitamente mientras espera su vuelo. No obstante, un 7 % estaría dispuesto a pagar hasta 25 dólares por este servicio.

Tan importante como esto es disponer de un espacio adecuado para trabajar, algo no siempre fácil de encontrar en terminales a menudo abarrotadas. Además de encontrar un asiento libre, debe estar próximo a enchufes y puntos de recarga.

Muchos aeropuertos ofrecen salas para eventos, pero éstas suelen estar en hoteles adyacentes o en sus zonas públicas. Una tendencia al alza es la oferta de espacios o cabinas para reuniones que se pueden alquilar en la misma terminal. El aeropuerto de Múnich estrenó este año Meetingcab, una cabina de ocho metros cuadrados en la terminal 2 que los pasajeros pueden reservar para reuniones mientras esperan su vuelo.

La cabina tiene capacidad para cuatro personas, está insonorizada y dispone de cortinas para garantizar la privacidad de las conversaciones.

Un servicio similar existe en los aeropuertos estadounidenses de Portland (Oregón) y Ronald Reagan de Washington. El aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol ofrece oficinas en un edificio al que se puede acceder directamente desde la terminal.

Espacios para relajarse
No todos quieren seguir trabajando. Hay viajeros, sobre todo aquéllos para quienes el trajín del viaje resulta de por sí estresante, que buscan formas de distraerse y relajarse antes de subir al avión.

El Aeropuerto Internacional de San Francisco cuenta con una sala de yoga de acceso gratuita para cualquier pasajero. A principios de este año Cathay Pacific inauguró The Sanctuary by Pure Yoga en el aeropuerto de Hong Kong, un espacio de más de 200 m2 como parte de su lounge, donde los clientes que tienen acceso pueden relajar cuerpo y mente con la práctica de yoga y meditación antes de embarcar.

Para los finlandeses, la mejor forma de relajarse es en una sauna, y eso es precisamente lo que se ofrece en el nuevo Finnair Platinum Wing Lounge en Helsinki. El aeropuerto de Hong Kong cuenta con un spa de aromaterapia. En el aeropuerto Hamad de Catar los pasajeros pueden desentumecer sus músculos en la piscina cubierta de 25 metros.

La salud es una preocupación cada vez más presente, sobre todo entre los viajeros frecuentes. Los aeropuertos responden no solo con sus opciones de relajación, sino también con una oferta gastronómica más variada que incluye menús saludables y platos para dietas diversas, junto con los tradicionales establecimientos de comida rápida.

Tiempo de ocio
Con terminales más grandes y medidas de seguridad más estrictas, los pasajeros han de llegar con suficiente antelación para evitar cualquier imprevisto. El resultado suelen ser largos tiempos de espera una vez pasado el control de seguridad y aún más largos si se produce algún retraso del vuelo. Los aeropuertos se encargan de tentarles con sus restaurantes, tiendas con marcas internacionales y locales y otros servicios para que no haya tiempos muertos. El pasajero puede disfrutar de un momento agradable y, sobre todo, es rentable para ellos.

Si tradicionalmente los viajeros aprovechaban los viajes para beneficiarse de las ofertas de las tiendas duty-free, sobre todo de alcohol, tabaco o dispositivos electrónicos, hoy cuentan con un inmenso abanico de opciones, desde boutiques de diseño a las marcas más populares. Y es que algunos aeropuertos empiezan a asemejarse cada vez más a centros comerciales. Aún más cuando en las tiendas se mezclan pasajeros esperando a embarcar con residentes locales, una nueva tendencia que varios aeródromos estadounidenses están poniendo a prueba.

El pionero fue el de Pittsburgh (Estados Unidos), que ofrece pases de no viajero a residentes que quieran comprar en la terminal. En Tampa (Estados Unidos), cien personas son autorizadas a pasar por los controles de seguridad cada sábado para disfrutar de la oferta gastronómica y comercial del interior.

Eso no es todo. También la oferta de entretenimiento es cada vez mayor. En España, Aena organiza conciertos de música clásica y ópera en varios de sus aeropuertos. En Londres-Stansted se acaba de estrenar el Departures Live Lounge, un escenario para conciertos de música rock o indie en medio de la terminal de salidas, intentando recrear el ambiente de un festival (algo tal vez no del gusto de todos, por lo que se ha habilitado también un área para quienes prefieran escapar del ruido). Se pueden encontrar cines, una pista de patinaje sobre hielo, un campo de golf virtual, un museo o una biblioteca.

El aeropuerto de Changi en Singapur acaba de inaugurar un tobogán gigante que transporta al pasajero directamente a las puertas de embarque. En su terminal automatizada, se puede obtener la tarjeta de embarque, facturar el equipaje, pasar los controles de seguridad y embarcar sin necesidad de intervención humana, gracias a robots y tecnología biométrica. Los viajeros pueden ir de compras, al cine o a sus restaurantes, trabajar, dormir, nadar en su piscina o maravillarse con sus espectaculares jardines tropicales y cascada antes de subir al avión.

En varios lugares del mundo, el aeropuerto del futuro ya es una cosa del presente.

ENTREVISTA a Anne Carnall, Gerente de Programas – Aeropuertos Futuros de IATA
“Los procesos forzosos son más eficientes y esto le deja al viajero más tiempo y atención para otras actividades”

¿Qué servicios son los más valorados por los pasajeros profesionales en los aeropuertos?
Para los viajeros frecuentes lo más importante es lo que llamamos “procesos forzosos”: aquéllos que no se pueden evitar como la facturación o la recogida de equipaje, el paso por los controles de seguridad o de inmigración… el pasajero espera que transcurran sin problemas y de la forma más eficiente y rápida posible. Una vez saben que no necesitan preocuparse por éstos, pueden dedicar más tiempo y atención a otras actividades de su elección, como relajarse, comprar o trabajar en un lounge.

¿Hacia dónde va el aeropuerto del futuro?
Apreciamos tres tendencias principales. En primer lugar, cada vez más procesos se llevarán a cabo fuera del aeropuerto, tanto los que ya se realizan de manera digital como los que aún se llevan a cabo físicamente. Ocurre ya con el check-in y esperamos ver más opciones relacionadas con la facturación de equipaje. Por ejemplo, la recogida en el domicilio del viajero y la entrega en su destino final, algo posible gracias a la tecnología de seguimiento de objetos. Como segunda tendencia, consideramos que los “procesos forzosos” serán más eficientes gracias a una tecnología cada vez más avanzada, por lo que los pasajeros dispondrán de más tiempo para disfrutar de otras opciones disponibles en el aeropuerto y a las que anteriormente quizá no atendían. Por último, la tercera tendencia apunta a una mayor interacción digitalizada con los viajeros, que podrán tomar decisiones sobre su tiempo y movimientos basadas en información personalizada que reciben en su móvil. Por ejemplo, indicando dónde se encuentran sus maletas en tiempo real.

¿Qué aeródromos destacaría como los más adaptados actualmente a las necesidades de los viajeros de negocios y por qué?
Más que destacar un aeropuerto en particular, en general, podría decir que los aeropuertos más business friendly son aquéllos que están avanzando con la inversión en innovaciones destinadas a hacer los procesos forzosos más eficientes, por ejemplo, haciendo uso de la tecnología biométrica, entre otros.

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