Por Eva López Álvarez
Fotos E.L.A.
El zloty −moneda local− es el único recuerdo vivo del duro pasado reciente de Polonia, hoy país miembro de la Unión Europea. La entrada en el club comunitario en diciembre de 1991 supuso una inyección económica tangible en los modernos aeropuertos, excelentes carreteras o la red ferroviaria. También en la recuperación y construcción de espacios que se han convertido en venues de referencia.
Son muchas las pruebas que ponen en evidencia el dinamismo de esta nueva Polonia, hasta la crisis del coronavirus bien conectada con España y las grandes capitales europeas, pero sin acceso directo desde Latinoamérica.
Gdansk
Es la capital del ámbar y de la región de Pomerania, situada en el norte del país, a las orillas del mar Báltico y con una interesante historia vinculada a la Liga Hanseática. Hoy ofrece un interesante contraste entre antigüedad y modernidad, entre la historia ligada a la aristocracia del norte de Europa y los movimientos sociales nacidos en sus astilleros que cambiaron el rumbo político del continente.
Precisamente allí donde se iniciaron las huelgas de 1980, caldo de cultivo del sindicato Solidarnosc («Solidaridad» en polaco), se encuentra uno de los espacios más interesantes del destino. El Centro Europeo de Solidaridad, en los astilleros donde nació el movimiento sindicalista, ofrece un interesante recorrido por la historia de este movimiento que jugó un rol fundamental en la caída del comunismo. Inaugurado en 2014, aún hoy cuenta entre sus trabajadores a Lech Walesa, fundador de Solidaridad y Premio Nobel de la Paz. Su interés por saludar a los visitantes y participar en cualquier evento es proporcional a la elevadísima demanda de su presencia.
El edificio, cuya arquitectura simula un barco en proceso de construcción, no solo es un museo con servicio de audioguía en español para visitas de una hora y media. También ofrece su piso bajo para cócteles de hasta 470 invitados, además de un auditorio con 417 asientos. Dos salas más en los pisos superiores completan la oferta para grupos MICE en este emblema de Gdansk.
Capital del ámbar y de la Historia
Los orígenes de Gdansk remontan al descubrimiento del llamado «oro del Báltico», si bien su fama procede sobre todo de haber sido el lugar donde se inició la Segunda Guerra Mundial con el primer enfrentamiento entre el ejército polaco y las fuerzas invasoras alemanas. En consecuencia, el 80% de la ciudad fue destruido, si bien la restauración del casco histórico permite remontar a la época previa al conflicto y admirar los edificios. Son pequeñas joyas erigidas por la aristocracia local y los comerciantes que se enriquecieron con el comercio del ámbar.
El hotel Radisson Gdansk, de cuatro estrellas e inaugurado hace un año en pleno centro, recupera precisamente una de las ruinas de la guerra y es hoy un bonito hotel que rinde homenaje a los orígenes de la ciudad. Con 351 habitaciones, recibe sesiones de hasta 700 delegados en la gran sala divisible en nueve con vistas al río Motlava.
En el más grande de los tres apartamentos que completan la oferta de habitaciones, ocho personas pueden disfrutar de las vistas a la ciudad antigua. La terraza de la parte superior del edificio se ofrece para fiestas de hasta 160 invitados. Cuenta además con sala fitness, spa con cinco cabinas de masaje y piscina interior.
El hotel es un excelente punto de partida para la visita de Gdansk. Junto a el se encuentra la grúa medieval más grande de Europa que ejerce de icono turístico −funcionó durante 500 años− y la puerta que conecta con la calle Mercado Largo, suerte de Plaza Mayor que alberga los más bellos edificios del destino y el antiguo ayuntamiento.
Hoy es el Museo de la Ciudad y un venue para presentaciones de hasta 90 personas en teatro en la bonita Sala Blanca. El techo que decora la Sala Roja es original y también se utiliza para actos que no incluyan servicios de cocina. En la vecina Casa Señorial de Arturo se organizan cenas de gala para 150 comensales.
También en el casco histórico, el Hotel Gdansk es un emblema con dos ambientes, de cuatro y cinco estrellas. El ambiente intimista de la zona más exclusiva se refuerza con las pequeñas ventanas de este edificio que nació como granero en la época medieval. En total cuenta 90 habitaciones, 38 de ellas en un anexo moderno de categoría cuatro estrellas. Aquí se encuentra un pequeño centro de convenciones para sesiones de hasta 120 delegados. En el restaurante se pueden organizar degustaciones de cerveza en las que los grupos se enfrentan al desafío de abrir el barril, probando la bebida directamente de el.
Tricity
Gdansk es la más grande de las tres ciudades que componen Tricity, junto a Gdynia y Sopot. Actualmente se trata de un área urbana ininterrumpida que concentra un millón de habitantes en torno a tres atmósferas muy diferentes: la de la histórica Gdansk, la balnearia Sopot y la moderna Gdynia. Desde el Olivia Business Center se observa el presente y el futuro de Tricity. Es un nuevo desarrollo en el que fue uno de los distritos más antiguos de Gdansk, de camino a Sopot, y que hoy alberga 200 oficinas −entre ellas las de Amazon o PwC−. Los pisos 32 a 34 de la torre más alta del norte de Polonia se destinan a eventos dentro de un espacio corporativo inaugurado en diciembre de 2019.
El piso 32 es un observatorio con dos pequeñas salas de reunión y terraza. El 33 es la sede del restaurante regentado por el español Paco Pérez, con un salón privado y espectaculares vistas para 12 comensales. Todo parece rodeado de cielo en Arco by Paco Pérez, incluso la cocina, que sobrevuela la ciudad gracias a las paredes completamente acristaladas. El piso 34 se dedica a conferencias de hasta 350 participantes.
Sopot es una ciudad balnearia especialmente frecuentada durante los fines de semana y el verano local, famosa por la calidad de su aire y sus aguas y el muelle de madera más largo de Europa, desde el que divisar la bahía de Gdansk.
El Sopot Marriott Resort & Spa, frente al Báltico y con circuito hidrotermal con jacuzzi exterior, ha sido recientemente renovado. La madera y el cristal predominan en este hotel de 145 habitaciones.
Gdynia es una ciudad nueva, el mejor ejemplo de arquitectura modernista polaca, con un original e interesante espacio para eventos: el Museo de la Inmigración, que ocupa lo que fue la estación marítima construida en 1933. En la primera planta, el gran pasillo con terraza y vistas al puerto se ofrece para cócteles multitudinarios.
El museo incluye una interesante exposición sobre las causas de la emigración polaca en sus diferentes episodios, invitando al visitante a convertirse por un momento en el viajero que experimenta no solo las angustias del contexto que le invita a partir sino las condiciones de la salida, el recorrido y la llegada a destino −Nueva York inicialmente y otras ciudades de Estados Unidos−.
El Quadrille Hotel & Spa, solo para adultos y perteneciente a la red Relais Chateaux, se presenta como un «hotel-experiencia». El edificio Palace sirvió de escuela, de sede de la Gestapo… y actualmente alberga doce habitaciones que suponen una inmersión en el universo de quien las denomina (Lewis Carroll, Vladimir Nabokob, León Tolstói…). Un anexo moderno suma 20 habitaciones y un ballroom para cenas de gala de hasta 140 invitados. Otra sala más pequeña en el edificio Palace se ofrece para 120 delegados en teatro. En el spa holístico el establecimiento presume de tratamientos especialmente diseñados para el bienestar del cuerpo y de la mente.
Para incentivos, Tricity aglutina 30 kilómetros de playa para la organización de actividades náuticas que pueden comenzar o finalizar en el casco histórico de Gdansk.
Varsovia
A orillas del río Vístula, la cuna de Chopin tardó en figurar en los mapas turísticos. Sin embargo, no le faltan atractivos. En Varsovia es posible revivir el pasado comunista, organizar eventos en imponentes sedes ligadas al estalinismo, aprender sobre la historia judía o seguir los pasos del compositor en un casco antiguo tan bien reconstruido que ha merecido el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Es ejemplo único de reconstrucción prácticamente total de un patrimonio histórico que abarca de los siglos XIII a XX.
El Hotel Bristol se encuentra junto al palacio presidencial y es una institución en materia de hotelería. Perteneciente a The Luxury Collection de Marriott, cuenta 120 años de historia en un bonito estilo art déco. Entre las 206 habitaciones destaca la Suite Presidencial, con mobiliario centenario y piano original para amenizar cócteles de hasta 20 invitados. Este apartamento fue la residencia del propietario del hotel, Ignacy Jan Paderewski, famoso compositor y pianista que llegó a ser primer ministro de Polonia.
El hotel cuenta además con spa y piscina interior, once salas para eventos y capacidad para recibir cenas de gala de hasta 140 comensales.
En la entrada del casco histórico de la capital polaca está el Castillo Real de Varsovia, residencia del monarca hasta 1795 y en la actualidad sede de la Fundación Polaca de Historia y Cultura y Museo del Castillo. En los cinco espacios que se ofrecen para operaciones MICE, todos con tinte histórico, se organizan cócteles de entre 120 y 1.200 invitados.
Time for Chopin es una galería de arte y sala de conciertos en el casco antiguo donde se ofrecen sesiones de piano de una hora de duración para grupos de cincuenta personas.
Distrito financiero
El área financiera de Varsovia es claro reflejo de la pujanza de la capital. A los rascacielos que ya rodeaban el imponente Palacio de la Cultura y la Ciencia de origen estalinista se están sumando nuevos proyectos arquitectónicos llamados a redefinir el skyline de la ciudad.
El hotel Marriott Warsaw, de cinco estrellas, cumplió 30 años el pasado mes de noviembre. Las vistas desde sus 523 habitaciones están garantizadas ya que ocupa los pisos 22 a 40 de uno de estos rascacielos. La suite presidencial del piso 40, de 150 m², se ofrece para eventos corporativos. En el Diamond Panorama Sky Bar del mismo piso, con dos niveles, se organizan fiestas de hasta 150 invitados. Todas las salas de conferencias están ubicadas en los pisos 24 y 25 y las capacidades en teatro oscilan entre los 30 y los 700 delegados.
El centro de convenciones del piso bajo del imponente Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia, con 42 pisos y 230 metros de altura, está siendo renovado y podrá recibir hasta 2.600 delegados, aunque sin fecha prevista de puesta en funcionamiento. El edificio fue inaugurado como espacio social y lúdico en 1955, simbolizando la nueva ocupación ligada a Rusia. Hoy alberga cuatro teatros, un cine, tres museos, cuatro universidades y una escuela de danza.
A la espera de que se ponga en marcha la parte destinada inicialmente a sesiones formativas, otros espacios permiten organizar convenciones de hasta 680 participantes. La bonita sala Gotycka Hall del piso 30 sirve para cócteles de hasta 100 asistentes. El Marble Hall es más utilizado para banquetes de hasta 420 comensales.
Muy cerca, en el área que reúne embajadas, ministerios y el Parlamento polaco, se encuentra el hotel Sheraton Grand Warsaw, cuyo bar es punto de encuentro de numerosos diplomáticos y políticos. De categoría cinco estrellas y recientemente renovado, cuenta 350 habitaciones, incluyendo 100 apartamentos. Dos pisos se destinan a eventos corporativos con 17 salas en total y capacidad para 550 personas en teatro en la mayor. En el bar-restaurante Cucina Mia, de inspiración italiana, se organizan catas de vino para grupos de hasta doce personas. El restaurante asiático, con dos salones privados, es considerado el mejor de Varsovia.
Venues singulares
Muy cerca del Sheraton, el interesante Museo de la vida cotidiana durante el Comunismo fue inaugurado hace un año. No es un museo de historia al uso, sino una presentación de los hechos y su impacto en la realidad diaria de los habitantes en base a una amplia colección de objetos.
Es posible organizar una comida para 25 personas en la cafetería que ejerce de “restaurante de época”, con platos y bebidas típicas del momento. El lugar es perfecto para una búsqueda del tesoro y cuenta con un pequeño cine de 25 asientos. La dirección ofrece trasladar a los grupos en coches Fiat 126 para una inmersión total en el universo comunista.
Para eventos multitudinarios del otro lado del Vístula, el Stadium PGE Narodowy puede acoger 56.000 personas sentadas en el que es el mayor venue de la ciudad. Construido para la Eurocopa de fútbol que ganó España en 2012, fue concebido como estadio y centro de convenciones, por eso cuenta con una entrada independiente para los eventos profesionales que tienen lugar en las diferentes salas, con capacidad para 300 delegados en la más amplia. 62 Sky Box con vistas al terreno de juego se ofrecen para reuniones de entre ocho y 200 asistentes, mientras que 2.000 personas pueden asistir a un cóctel en el Business Club con terraza.
Forma parte del distrito Praga, antigua zona industrial en proceso de reconversión donde también se encuentra el Museo del Vodka, en lo que fue hasta 2007 una fábrica de la bebida que los polacos reivindican como suya.
Un cine inspirado en un alambique tiene 50 asientos. La visita de 90 minutos incluye la degustación de cuatro tipos de vodka. El cocktail bar de ladrillo, madera y cobre, con terraza, se usa para fiestas de hasta 60 personas, 120 si se utiliza el piso superior.
En el antiguo gueto judío, el Museo Polin se dedica desde 2016 a presentar la historia del pueblo judío en Polonia. En el vestíbulo, con su curiosa arquitectura representando la apertura del mar Rojo, se organizan cócteles para 700 invitados. Una sala de reunión en el piso bajo puede albergar seminarios para 50 personas con vistas a la plaza y el monumento que rinde homenaje a las víctimas de los terribles episodios vividos en la ciudad. En el espacio para convenciones del primer piso se añaden tres espacios entre los que se incluye un auditorio de 479 asientos.
Cracovia
Aunque Varsovia cuenta las mayores capacidades a la hora de recibir a grupos, Cracovia es el destino más demandado y el que requiere más antelación a la hora de reservar espacios y habitaciones por su alta ocupación como destino turístico. El casco antiguo, también conocido como «la almendra», aglutina a los numerosos visitantes y su visita no es incompatible con alojarse fuera de ella: por toda la ciudad se puede circular en calesa.
La segunda ciudad más grande del país presume de un casco histórico preservado tras la última guerra. A lo bonito del entorno se suma el verdor que la rodea, ya que en el lugar que ocuparon las antiguas murallas medievales se extiende un parque que rodea el centro histórico a lo largo de cuatro kilómetros.
La parte antigua de Cracovia está coronada por el Castillo de Wawel, en lo alto de la colina del mismo nombre. Es el lugar más importante para los locales por haber sido residencia de reyes hasta el siglo XVII. Frente a la colina, al otro lado del río Vístula, el centro de congresos ICE Krakow (ICE) fue inaugurado en 2014.
Caracterizado por la luz y bonitas vistas que impregnan los espacios comunes, recibe sesiones de hasta 2.000 delegados en el mayor de sus espacios. La sala más llamativa, en el piso superior y con capacidad para 400 personas sentadas, incluye magníficas panorámicas de la colina de Wawel.
Las vistas rivalizan con las del hotel Sheraton Grand Krakow, de cinco estrellas, también en la entrada de la ciudad vieja. Inaugurado hace quince años con 232 habitaciones, fue renovado en 2017. La azotea del quinto piso es con el buen tiempo el espacio con mejores vistas del destino a la hora de organizar cócteles para un máximo de 100 invitados. Para sesiones de trabajo cuenta con ocho salas, pudiendo la mayor recibir hasta 300 delegados en teatro.
El hotel Wavel Queen es una de las novedades hoteleras, con cuatro estrellas, inaugurado en septiembre de 2019. Cuenta 49 habitaciones impregnadas de colores cálidos que suman a la calidez que se desprende del ladrillo y la madera. Dos pequeñas salas para reuniones, entre las que destaca la biblioteca para sesiones de doce personas en la esquina del edificio y con vistas a la calle, se ofrecen para sesiones de trabajo.
Centro histórico
La famosa Plaza Mayor, creada en 1257 cuando Cracovia recibió la carta de fundación tras la destrucción acaecida como consecuencia de una invasión tártara, fue en su día la plaza más larga de Europa. En un lateral se encuentra la basílica parroquial desde la que cada hora, y durante las 24 horas del día, un auténtico bombero toca la trompeta simulando la costumbre medieval.
En el centro de la plaza, la icónica Lonja de los Paños del siglo XVI no solo es el emblema arquitectónico y de compra de souvenirs de Cracovia, también un espacio para eventos. En el piso alto se encuentra una galería de arte que se abrió en el siglo XIX cuando, durante la partición que hizo desaparecer Polonia de los mapas, varios artistas y coleccionistas cedieron sus obras con la intención de crear un Museo Nacional.
Hoy se compone de varias sedes entre las que se incluye esta sala dedicada a la pintura polaca. En total son cuatro salas dedicadas a cuatro épocas que albergan eventos corporativos con limitaciones en cuanto a catering.
En la misma plaza, el restaurante Stara Ges es un clásico para grupos MICE gracias a sus diferentes salas, cada una decorada de manera diferente y todas inspiradas en el pato, como su cocina. Como máximo puede recibir a 300 invitados y es para muchos el mejor restaurante de Cracovia.
La parte histórica de la que fue capital de Polonia hasta 1609 incluye otros espacios de innegable interés. Entre ellos, el Colegio Maius del siglo XV, donde estudiaron Nicolás Copérnico o Goethe. Tanto el patio como alguna de las salas que hoy componen el museo pueden ser utilizadas para eventos.
El patio del recientemente renovado Museo Czartoryski, famoso por albergar el cuadro La dama del armiño de Leonardo da Vinci, es una de las novedades para cenas de gala. El museo alberga la colección privada de los príncipes Czartoryski que incluye desde el famoso cuadro a vajilla, complementos militares, muebles… principalmente relacionados con la historia polaca.
El coqueto hotel boutique Balthasar, de cinco estrellas, fue inaugurado hace un año. La decoración de las áreas comunes y las 26 habitaciones recuerdan a un cuarto de maravillas decimonónico .
Un duro pasado
El barrio judío de Cracovia cuenta con siete sinagogas de las que dos pueden ser visitadas. La más frecuentada es Remuh, adyacente al cementerio que alberga la tumba del rabino del siglo XVI que le da nombre. Como curiosidad, este cementerio fue devastado, pero su tumba respetada.
Aunque no fue aquí donde se encontraba el gueto en tiempos del Holocausto, este barrio se hizo muy turístico gracias al cine, que situó en algunas de sus calles escenas emblemáticas recogidas en películas como La lista de Schindler. Precisamente en la Oskar Schindler’s Enamel Factory, que inspiró a Steven Spielberg, se visita una exposición sobre la ocupación de Cracovia en la Segunda Guerra Mundial. Incluye referencias tanto a la película como a objetos reales del alemán afincado en Polonia que salvó a 1.100 judíos de morir en los campos de concentración aledaños. Fue gracias al traslado de la producción a una nueva fábrica en lo que hoy es la República Checa.
Stara Zajednia es un restaurante junto al barrio judío que ocupa las antiguas cocheras de los tranvías. Los hangares que en la actualidad le pertenecen son muy utilizados para fiestas y cenas de gala de hasta 500 comensales.
Esta zona de Cracovia aglutina la vida nocturna y son numerosos los locales de restauración que cuentan con espacios para eventos. Otro ejemplo es Plac Nowy 1, en cuyas plantas superiores −la más alta con techo luminoso adaptable a los colores de la marca− se organizan operaciones de hasta 125 participantes en cada piso.
Fue al otro lado del río cuando se creó en 1941 el gueto que concentró 17.000 habitantes, en su mayoría trasladados desde la actual Plaza de los Héroes hasta los campos de concentración y exterminio que se construyeron en los alrededores. La visita del escalofriante complejo Auschwitz-Birkenau, a 70 kilómetros de la ciudad, ocupa media jornada en muchos programas de incentivo en un destino que no puede disociar su oferta turística del nazismo.
A doce kilómetros, la mina de sal de Wieliczka no solo es el segundo lugar más visitado después de Cracovia sino un espacio para eventos realmente único. Cenas de gala y conciertos se organizan a 130 metros de profundidad entre proezas humanas realizadas en sal en el siglo XIX. Abarcan desde altares y relieves hasta lámparas de araña.
Hacia los Cárpatos
A 30 minutos de Cracovia y en lo alto de un cerro, Dwor Sierakow es un hotel de 30 habitaciones que sirvió como hospital para asmáticos por la calidad del aire. En un austero estilo inglés, ofrece sus jardines para actividades de team building y degustaciones de vino o vodka con el buen tiempo. Pertenece a la red Hoteles Históricos de Europa y cuenta con un salón para banquetes de 100 comensales.
Los montes Tatras −parte de los Cárpatos− sirven de frontera con Eslovaquia. En ellos se esconde Zakopane, a dos horas de Cracovia y principal centro turístico del país. Tan frecuentado en invierno como en verano, reúne a numerosos turistas en sus pistas de esquí y estaciones termales.
Nosalowy Dwor es el mayor hotel para convenciones de Zakopane, con 372 habitaciones y centro de congresos para sesiones de hasta 1.200 delegados en la sala más grande, divisible en seis. Un tanto laberíntico, en realidad el hotel se compone de tres edificios que, aunque conectados entre sí, cuenta cada uno con su espacio para reuniones y entrada independiente.
Torneos de esquí en diferentes versiones, sesiones de senderismo, rutas en bicicleta… forman parte de las actividades de team building que se pueden programar en este destino que nació hace 130 años entre las bellas montañas y de cuyo origen testimonian coquetas capillas de madera. Las más visitadas son la de Jaszczurówka o la del fotografiado cementerio Peksowyn Brzyzku.
Los grupos de incentivo pueden admirar el paisaje desde diferentes alturas, siendo la más popular la que se divisa desde la cima Gubalówka, a 1.987 metros, accesible con el funicular que parte de la famosa calle peatonal Kuprowki, conocida además por los puestos del queso ahumado tan típico de esta parte del país y que se consume caliente y acompañado de mermelada de arándanos.
Polonia es un país de muy diferentes ambientes y una característica común a todos ellos: la hospitalidad que los locales explican por su carácter latino, aún siendo del norte de Europa. Sea como sea, es un elemento más que suma a su frescura.
Información práctica
Huso horario: GMT +1
Moneda: zloty (PLN)
Tipo de enchufe: tipo E – voltaje común 230V
Código telefónico: +48
Más información:
OFICINA DE TURISMO DE POLONIA EN ESPAÑA
Ágata Witoslawska
Directora
agata.witoslawska@polonia.travel
+34 91 541 48 08
www.polonia.travel
Team building en Polonia
Golf en una mina
A 70 kilómetros de Cracovia se pueden organizar torneos de golf en un espacio muy singular: el interior de la mina Guido, que alberga además eventos y cenas de gala bajo tierra. Evitar las paredes de los corredores es un reto para cualquier aficionado.
Cazadores de ámbar
En las playas de Sopot (Tricity) se pueden organizar búsquedas del tesoro en las que los participantes no solo localizan ámbar escondido en la arena sino que aprenden a diferenciar cuáles de los “tesoros” obtenidos son realmente auténticos.
Comunismo vivo
En el Museo de la vida cotidiana durante el Comunismo de Varsovia los invitados a realizar un viaje por esta época pueden convertirse en historiadores por un día creando vínculos entre los objetos que incluye la colección y el momento histórico en que sirvieron.
Cocina polaca
Los pasteles de especias son uno de los dulces más típicos del país. Los grupos pueden crear el postre que siga a otra receta muy local: el queso ahumado de Zakopane que deben preparar a la plancha acompañándolo de mermelada de arándanos.
Cuna del ámbar
Las burbujas de aire también decoran lo que parece una piedra preciosa que existe en diferentes colores. Aunque el amarillo es el más común, existe ámbar negro, rojo, verde o azul, el más escaso y, en consecuencia, el más caro. Este no se encuentra en el Báltico sino en otras zonas del planeta.
Hace más de 2.000 años que en Polonia se elaboran objetos a base de ámbar, también utilizado en rituales y como talismán que atrae el amor, favorece la longevidad u otorga belleza. En todo el país afloran las galerías y tiendas con objetos y joyas realizadas en ámbar, pero no siempre es auténtico. Existe un modo de comprobarlo: en una solución de agua con 20% de sal se introducen las piezas. Si flotan, se trata de resina auténtica. Si se hunden, no es más que mero plástico.